San Ulrico fue un obispo alemán que gobernó la diócesis de Augsburgo durante más de 50 años. Nacido en la nobleza suaba alrededor del año 890, fue educado en la célebre abadía de San Galo, donde adquirió una sólida formación teológica y espiritual. Fue nombrado obispo de Augsburgo en el año 923, en un momento de grave agitación política y social por las invasiones húngaras.
Durante su episcopado, Ulrico destacó por su celo reformador: impulsó la vida monástica, promovió la disciplina eclesiástica, reconstruyó iglesias y hospitales, y fue un firme defensor de la moral del clero. Su liderazgo fue clave durante el asedio de Augsburgo por los húngaros en 955, cuando organizó la defensa de la ciudad y animó a los fieles a resistir con fe. Tras la victoria en la batalla de Lechfeld, Ulrico fue aclamado como un pastor valiente y protector de su pueblo.
San Ulrico fue el primer santo canonizado oficialmente por un papa, al ser proclamado santo por Juan XV en el año 993, apenas 20 años después de su muerte. Esta canonización marcó un hito en la historia de la Iglesia, al establecer un procedimiento papal para declarar santos. Es el patrón de Augsburgo y se le invoca especialmente para la protección contra las enfermedades y por el bienestar del ganado.
Otros santos y beatos
- Santa Isabel de Portugal (1271–1336): Reina y terciaria franciscana, esposa del rey Dionisio I de Portugal. Destacó por su caridad, pacificación entre reinos y fundación de hospitales y conventos. Fue canonizada en 1625. Su memoria litúrgica se celebra hoy en algunos países donde no coincide con San Ulrico.
- San Lauriano de Séez († c. 507): Obispo mártir de Séez, en Normandía, decapitado por defender la fe cristiana frente a los invasores paganos. Su tumba fue venerada durante siglos como lugar de milagros.
- Beato Pedro Jorge Frassati (1901–1925): Joven laico italiano, miembro de la Acción Católica y de la Tercera Orden Dominicana. Murió a los 24 años de poliomielitis, dejando un testimonio heroico de caridad con los pobres y fe fervorosa. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1990, quien lo llamó “el hombre de las ocho bienaventuranzas”.
- Beato Gennaro María Sarnelli (1702–1744): Sacerdote italiano y misionero redentorista, colaborador cercano de San Alfonso María de Ligorio. Se dedicó a la evangelización popular y a la lucha contra la prostitución y la trata de mujeres en Nápoles. Fue beatificado en 1996.
- Beata María Crocifissa Curcio (1877–1957): Fundadora de las Carmelitas Misioneras Teresianas, promovió la educación de la mujer y la expansión misionera en Brasil. Beatificada por Juan Pablo II en 2001.