Errejón pide que la selección de fútbol vista en el Mundial de Qatar los colores de la bandera LGTBIQ+
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El neoliberalismo ha encontrado una nueva retórica aprovechando la época de crisis que padecemos debido a la obsolescencia del discurso de la parte socialdemócrata tradicional de la izquierda, que al volverse autocomplaciente ha permitido que aquél se quite la máscara de la hipocresía, otorgándole así una oportunidad que le permite no disimular su condición. Es lo que algunos llaman la entrada de la derecha en la zurda acomodada, que no aprende y que a diferencia de lo que piensa, en esa derecha que pelea en el campo de la extrema derecha sí que hay una masa gris cerebral que ha sabido descubrir los puntos flacos de esa izquierda conforme, conquistada por los mercados, de tal manera que en lo que, sobre todo, se refiere a la política económica no hay manera de encontrar una diferencia sustancial entre aquella supuesta socialdemocracia y la derecha liberal, quedando instalada en una suerte de apoltronamiento, alejada de la calle. La reforma laboral es un claro ejemplo, otro está en la política migratoria y el acuerdo que manifiestan con las devoluciones en caliente. En ambos casos esa izquierda acomodada prefiere debilitar los derechos humanos de las personas migrantes, los de los trabajadores y la de sus organizaciones sindicales.

La grandilocuencia de esos discursos, lo que consiguen en realidad, es condicionar el debate de las políticas sociales, haciéndolas ambiguas, es el caso del término acuñado del Sr. Errejón cuando se refiere a que hay que “trascender la izquierda”. ¿Eso que es? O, cuando se hace referencia, con nostalgia, sin más matiz, a la España de nuestros abuelos, olvidando que estos han padecido el fascismo. El detalle es importante. Es el argumento del Movimiento 5 Estrellas en Italia, cuando su líder, Sr. Grillo, refiriéndose al grupo neofascista “CasaPound” llegó a afirmar que el programa de estos y el suyo tenían “muchas cosas en común (y), si quieren unirse al Movimiento los acogeremos con los brazos abiertos”. Es algo parecido a lo que hace “Ciudadanos”, cuando no tiene inconveniente con gobernar con el apoyo de “Vox”, quizás será por eso porque el líder de los cinco estrellas dice que es “Ciudadanos” el partido español que más se le parece.

La realidad española, sin embargo, es bien otra. Las personas menores de treinta años están fuera del mercado laboral, solo una tercera parte trabaja. Sus salarios son ridículos y la precariedad del contrato de trabajo presiden la relación laboral. Es por ello, entre otras cosas, que es imprescindible derogar (toda reforma es derogatoria de otra) una parte de la legislación laboral que ha conseguido lo contrario de lo que predica, que ha sido un fracaso, no ha mejorado la calidad del empleo, el salario se ha vulcanizado, las diferencias de género se han ensanchado, ha debilitado la negociación colectiva y ha provocado un fuerte desequilibrio en favor de la parte fuerte de la relación, la patronal.

Y no, la Unión Europea no vincula los fondos europeos a unas condiciones laborales indignas en un Estado de Derecho y Social. Lo que está acordado y puede exigir la Unión Europea es la vinculación de esos fondos a unas reformas que garanticen su eficacia, lo que para nada impide que la temporalidad en los contratos de trabajo sea la excepción y no la regla general; que la ultraactividad (ya denostada por los tribunales sociales) deje de condicionar la negociación colectiva y vencido el convenio colectivo se pase a su renovación negociada entre los agentes sociales y que, sin perjuicio a que haya convenios de empresa (siempre los ha habido) estos no impidan los de sector y la debida jerarquía entre ellos. No hay que olvidar que en España el 95 % de las empresas española tienen menos de diez trabajadores, donde es imposible establecer una negociación entre trabajadores y empresarios en igualdad de armas, ni siquiera sería posible crear las famosas “comisiones ad hoc” a que se refiere la legislación laboral. Otra cosa es que se prefiera como modelo de relaciones laborales que en España haya tantos convenios como empresas. ¿Eso como se hace? y, sobre todo, como y donde se reclama con eficacia ese derecho a la negociación colectiva cuando una parte prefiere la desregulación convencional negando la mayor, la negociación. El deslome.

Lo que no está haciendo la Comisión Europea, si lo hiciera no tendría marco legal en el que sustentarse, es condicionar los fondos europeos a una determinada orientación de la reforma laboral, a cuya consecuencia se bloquearían los fondos europeos. Lo que tampoco puede suceder es que esa zurda acomodada se escude en una supuesta exigencia que no existe para mantener el dumping laboral.

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