Una noticia venía hace poco en los periódicos, la práctica desaparición de la Compañía Trasmediterránea, una muerte anunciada (como diría el gran Gabo), y que venía desde que fue privatizada en 2002. El periodista Joaquín Benítez nos relataba, a modo de necrológica, la operación de fusión entre Balèaria y Armas, con la única salvedad del informe que haga la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia. Pudiera pasar como una noticia entre empresas, pero para muchos marinos y para muchos gaditanos, "La Trasme" es parte de nuestra historia marítima.
Navegué como piloto, entre los años ochenta y noventa del siglo pasado: Ciudad de Compostela, Ciudad de Alicante, Ciudad de Algeciras, Ciudad de Cádiz…, los vientos, como así llamábamos a los barcos de carga general que hacían ruta de Canarias al Norte y a Levante. Fueron épocas en las que la compañía era, junto con la Trasatlántica, la Campsa, y algunas más, el orgullo de la flota nacional. Luego tuve el honor de codirigir una tesis sobre la historia de la compañía, a una persona que tras jubilarse se había dedicado a investigar en los archivos los orígenes y el devenir de la empresa. Era el capitán Francisco Font, que desgraciadamente ya no se encuentra entre nosotros. Su trabajo obtuvo un sobresaliente cum laude por unanimidad en el año 2010.
Trasmediterránea es (fue), una naviera centenaria que surgió en 1916, con un capital de cien millones de pesetas, de la fusión de varias navieras del Levante español: la Valenciana de Vapores y Correos de África, la Sociedad Línea de Vapores Tintoré, Ferrer Peset Hermanos y Sociedad Anónima Navegación e Industria. Los fundadores fueron dos valencianos (José Juan Dómine y Vicente Ferrer Peset) y dos catalanes (Joaquín María Tintoré Punyed y Enrique García Corrons). Ello no cohibió a los empresarios a ampliar sus rutas por toda la península, Baleares, Estrecho y las Islas Canarias.
Una naviera centenaria que siempre fue puntera en los avances tecnológicos, los primeros ferris con rampa para vehículos (Virgen de África) o mucho más tarde los jetfoils entre Las Palmas y Tenerife, que se desarrollaron por la compañía americana Boeing (Princesa Guayarmina y Princesa Guacimara), o los fast ferrys tipo catamaranes en el Estrecho, con casco de aluminio, y construidos en la E.N.Bazán. Tuvo siempre un carácter de servicio público, casi paraestatal, por su predisposición a colaborar con el Estado cuando la industria naval atravesaba momentos difíciles, como cuando se construyeron los barcos para la entonces Guinea Española. Fueron los barcos de «La Trasme» los que evacuaron a los españoles de Ifni o el Sahara, además de participar como apoyo a los barcos de guerra en la Guerra del Golfo. En 1978, pasó al Estado (el 93,15% del capital social pasó al INI).
Igual que el Elcano para Cádiz, tan cercano a los gaditanos han sido los barcos de pasaje a Canarias, principalmente el Juan J. Sister en sus dos versiones, desde los que se hicieron en el 92 aquellas travesías a Iberoamérica, con motivo del V Centenario. Antes, en 1956, lo fue el Ciudad de Toledo, como Exposición Flotante. En definitiva, se nos va un poco de la historia de nuestra ciudad, como dice Benítez: la marca Trasmediterránea se irá desmantelando progresivamente. Cádiz quedará huérfana de esa "T" que configuraba su paisaje portuario durante más de cien años.



