Cádiz, Jerez y los fastos

El autor expresa sus recelos, en base al pasado reciente, ante los proyectos de grandes eventos en Cádiz y Jerez

Puente de la Constitución de 1812 de Cádiz en una imagen de archivo.
Puente de la Constitución de 1812 de Cádiz en una imagen de archivo.

En estas últimas semanas se vienen produciendo un buen número de acciones de apoyo para que, tanto Cádiz como Jerez, sean designadas para altas celebraciones: Cádiz, que aspira a ser la sede en 2025 del décimo Congreso Internacional de la Lengua Española, y Jerez, que a su vez, presenta su candidatura para convertirse, en el año 2031, en la Capital Europea de la Cultura. Está bien, sería muy positivo para ambas ciudades el poder organizar sendos eventos, es más, estoy seguro que supondrían un espaldarazo importante a la consideración de ambos municipios como referentes culturales.

Está bien…pero (siempre hay un pero, en nuestra condición de gaditano viejo, determinista y desconfiado, suelo reservar la euforia y el optimismo, escasamente, cuando el Real Madrid juega la Champion y poco más) realmente, ¿tenemos claro qué es lo que queremos conseguir en los dos casos? ¿Estamos seguro de que no son opciones que van muy por encima de nuestras posibilidades? Les aseguro que, como estas, tengo muchas interrogantes derivadas de los anuncios de las candidaturas. Y es que a fuerza de haber vivido varias experiencias –como todos– de fastos y celebraciones, me queda el come come de si estaremos a la altura, si habrá financiación suficiente, si tenemos claro que para que ese tipo de eventos tengan un éxito que proyecte una imagen a sus organizadores de futuro, tienen que ser algo más que un reclamo turístico, algo más que una verbena carnavalesca o buenas fiestas por bulerías.

No es por ser cenizo, ni agorero, ni quisiera pasar por especialmente negativo, no es eso, pero una y otra vez tengo que volver a la experiencia vivida para que a todos se nos pongan las orejas tiesas ante la posibilidad de tener que organizar lo que es un Congreso Internacional de la Lengua Española –que seguramente tiene que ser algo muy importante– o tener la Capitalidad Europea de la Cultura. Y es que no hace falta ir muy lejos para encontrarnos con eventos de esos que nos decían iban a marcar un antes y un después en nuestras ciudades. Voy a centrarme en Cádiz —no es por desmerecer a Jerez pero prefiero hablar de lo que me atañe más personalmente, conozco mejor, y es evidente que los jerezanos que me lean, tendrán sus propios ejemplos—, concretamente en dos efemérides: La celebración en 2012 del bicentenario de la Constitución de 1812 en Cádiz, y la conmemoración del 300 aniversario del traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz.

Una efemérides histórica se produce cada vez que queramos, puedes celebrar el 200 aniversario, el 300, o el 422, es poner una fecha. En los casos que me refiero, es una obviedad que, tanto una efemérides como otra, se conocía hace 200 años en el caso de la Constitución, y 300 en lo de la Casa de Contratación… evidente… pues nos cogió el toro, en el caso del bicentenario de la Constitución en las Cortes de Cádiz es cierto que varios años antes se conformaron distintos organismos para el diseño, organización y ejecución de los fastos del Doce, como también es verdad, y eso cualquier gaditano lo puede corroborar, dio la sensación que bien por desidia, bien por dificultades económicas en plena crisis, bien por protagonismos inciertos y celos entre administraciones, el caso es que no hay nadie que no añada a esto de los 200 años la coletilla “oportunidad perdida”. Y con lo de la Casa de Contratación, pues ídem de lo mismo, alguna exposición, más o menos afortunada, alguna conferencia, algún libro… oportunidad perdida.

Muchas veces he dicho, incluso en alguna columna en este gran periódico, que me parece patético el permanente olvido en nuestro país ¡y en Cádiz! de situar el 19 de marzo como la gran fecha de nuestro calendario, incluso abogo para que ese día sea el que corresponda a la Fiesta Nacional de España, ya que es, prácticamente, nuestra fecha fundadora como nación, porque nuestra Constitución, la de 1812, es la tercera que se hizo en la historia, tras la de Estados Unidos y la de Francia —y ellos sí que lo celebran, y por todo lo alto cada 4 y 14 de julio, respectivamente— motivos más que suficientes para resaltarla, y sin embargo, cada año pasa de soslayo, ya es claramente el día del padre y poco más... ¡qué poco respetuosos somos con nosotros mismos!

Por tanto, a pesar de todas esas prevenciones, de realmente ser escéptico de la verdadera voluntad de hacer algo grande –más allá del turisteo por favor—, a pesar de mi condición de resabiado y descreído, mi apoyo incondicional, pero expectante, a que nuestras dos grandes ciudades puedan cumplir con el acertado deseo de ser sede de un Congreso de nuestra lengua y ser, merecidamente, Capital Europea de la Cultura. Que sea para bien.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído