En Andalucía, a pesar de las grandes bolsas de pobreza, no parece a nivel de calle que la situación sea tan extrema. Y la verdad, no está tan mal, está peor.
Aunque solo manejo datos económicos para llegar a las conclusiones que expongo, y reitero que me baso solo en datos económicos oficiales, padecemos, y siento decirlo, una gran incultura y eso también influye al resignarnos por el nivel de pobreza al que nos someten. También nos falta pedagogía mercantilista. Siempre escucharemos aquello de… ¿Ya tiene trabajo? Y nunca… ¿Ya montó su empresa, su negocio? Éste cuando llega, es después de muchos años y desesperación, normalmente obligado como autoempleo.
¿Pensáis que como se planteó la pregunta del referéndum de autonomía, en 1980, se hubiera dado en el País Vasco o en Cataluña? Tengo que recordarla porque fue surrealista, siendo conscientes de a quiénes se dirigía, sin ningún interés en que los andaluces pudiéramos administrarnos por sí solos: "¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución, a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?".
Ahí es nada, pero es que Andalucía, hoy, registra bajos índices de lectura, donde hay menos población universitaria y encima exportamos titulaciones, soportamos una gran fuga de talentos, porque los que tienen formación tienen que irse ante la falta de oportunidades. Esto ningún político lo va a reconocer, si no es para atacar a su contrario.

Toda la información, y para que jamás me hipotequen la pluma, siempre basada en datos oficiales públicos, es esencial para entender la realidad de lo que ocurre en Andalucía.

Andalucía siempre ha representado mano de obra barata y disponible. Con la autonomía no hemos arreglado nada. Es así, aunque cueste reconocerlo, nos falta poder en las distintas cámaras y en el Parlamento Europeo. Ahí quedan muchas asignaturas pendientes, como el enorme desempleo, el nivel de pobreza, la falta de industrialización o los inmensos latifundios improductivos e ineficaces al no ser explotados debidamente. Muchos abandonados y otros dedicados a cotos de caza, con exclusivos fines de recreo, recibiendo subvenciones sin generar el empleo que pudieran aportar con una adecuada explotación y rentabilidad que genere riqueza para todos. Un asunto sin resolver en nuestra Andalucía, pues con las subvenciones, en muchos casos necesarias, tratan de acallarnos y bien que lo han conseguido.
Nuestro peso en el arco parlamentario jamás fue aprovechado, evidentemente me refiero a los andaluces, otros con tajaditas ridículas bien que lo amortizaron, los grupos poderosos sencillamente jugaron como trileros, nos hacen seguir la bolita y… Así nos va, siempre en la cola del pelotón, peleando y discutiendo por una ideología u otra, todo ello mientras las hienas se reparten la carnaza. Y digo hienas ya que su comportamiento no es más que ese, sacar todo lo que puedan para conseguir sus propósitos. Propósitos que simplemente se basan en conseguir la cosecha de votos suficientes y, con ellos, sellar con terceros lo que fuere necesario para conservar el sillón distribuidor de su tesoro, el presupuesto de la nación y las ayudas europeas entre otras. Actuando así, aquí podemos seguir esperando…

Grandes grupos parlamentarios, que en cualquier representación, dispuestos a pagar con butacones a una tribu de hienas conformistas a las que agradecen manteniéndoles un grato sustento, el que fuere. De ahí que le demos ese sillón a grupos parlamentarios agradecidos a sus superiores que, simplemente, solo deben actuar como les indiquen para conservarlos. ¡Ay del que se menee!, la soberbia del poder es ilimitada, mirar el caso de Javier Lambán, el de Odón Elorza, el de Carmen Calvo, el de Nicolás Redondo, Joaquín Leguina, Álvarez de Toledo, Navil Rahal o Fidda Mustafa entre tantos otros, simplemente por romper la disciplina de voto, por no cumplir las órdenes o no obrar como se dicta desde arriba.
No es un buen panorama el que nos dibujan nuestros números. No es cosa fácil el enmendar la tendencia, será un camino duro y largo, pero tenemos que empezar ya.
Y no es el panorama precisamente lo que quiero denunciar, porque pienso que el mayor responsable del retraso que padecemos no es más que el propio andaluz, por su inactividad para rebelarse y por el propio voto que regala siempre a partidos estatales atados en la toma de decisiones por los representantes de otras autonomías. El himno de Andalucía empieza bien, “andaluces levantaos, pedid tierra y libertad”, pero el cómo termina … ‘Sea por Andalucía libre, España y la Humanidad´; muy solidaria, sí, pero no a costa de renunciar a que no se nos reconozca el peso que deberíamos tener como pueblo, por territorio, por población y por la propia riqueza que generamos.
Aquí no despertó una burguesía que pueda liderar una verdadera mercantilización adecuada y una industrialización tan necesaria. Nuestra burguesía adormilada, que también tiene que empujar para conseguir esos cambios, como suele suceder en otros sitios, está muy acomodada y totalmente engañada al servicio de los poderes centrales del país. Todos tenemos que estar en el mismo barco o no habrá movimiento político que consiga cambiar la situación, que va a peor. Insisto, las subvenciones han hecho mucho daño, porque han servido también para adormilarnos. Nos necesitamos todos, los unos a los otros, todos. Debemos olvidarnos de la impronta y la personalidad, de la imagen y los colores, de las distintas ideologías, valorando lo que se aporta, hay que darle valor añadido y real a la marca Andalucía, tenemos que creer en nosotros mismos. Tal y como me apuntó ayer un maestro y al que desde aquí se lo agradezco, "argumentas todo con datos, con datos, razonalmente, no solo sentimentalmente", si solo fuera por la pasión sentimental de nuestra tierra, aseguro que Andalucía es el pueblo más nacionalista que conozco.
Nuestra juventud tiene que ser consciente de ello y dar el paso definitivo. Repito que los andaluces, de todas las ideologías y tendencias, tienen que unirse en un andalucismo 'descarao'. En el Gobierno central tiene que estar representada Andalucía y ‘por Andalucía’, si queremos tener fuerza como sociedad, si queremos que nuestras empresas sean competitivas, si queremos tener mejores salarios, si queremos que nuestras empresas tengan mejores cuentas de resultados, todos debemos aportar valor añadido a Andalucía, a nuestras producciones, a lo que desarrollemos y a nosotros mismos. ¿Sabéis cómo se empieza?, no votando para otros, votando por nuestra tierra, votando por Andalucía.
Y no te lo guardes, pásalo…
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