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He llegado a una conclusión triste, incomprensible, fruto de cuatro años de pelea, de intentar cosas, una conclusión que podrás compartir o no conmigo, pero que refleja muy bien lo que siento: el Ayuntamiento es el enemigo.

Me avergüenzo de los gobernantes que tenemos y hemos tenido. Siento un profundo rubor por el trato que le han dado al centro histórico y a la fuente de riqueza que representa. Su indolencia, falta de interés y nulo compromiso jamás serán olvidados.

He llegado a una conclusión triste, incomprensible, fruto de cuatro años de pelea, de intentar cosas, una conclusión que podrás compartir o no conmigo, pero que refleja muy bien lo que siento: el Ayuntamiento es el enemigo. No es algo exclusivo de ahora ni del gobierno que está en el poder actualmente. No. Lo es ahora y siempre lo ha sido: enemigo del patrimonio, de los ciudadanos que buscan disfrutar su ciudad, de la conservación, de la regeneración, de la convivencia, de la participación ciudadana…., de todo aquello, en fin, que no salga de su propio interior. Muchos pensaréis que los pedantes, señoritos y acomodados vecinos del centro histórico vamos contra los bares o contra los negocios en general. Si es así, jamás podréis tener un pensamiento más equivocado. ¿Cómo vamos a ir nosotros en contra de algo de lo que cotidianamente somos usuarios durante todo el año? ¿Habéis oído alguna vez de nuestros propios labios que queremos cerrar tal o cual negocio? No, ¿verdad?, entonces ¿por qué lo piensas, si sabes que no es así? Ahora bien, eso no es óbice para que defendamos el cumplimiento de las leyes y ordenanzas. Pregunto, ¿es malo pedir que se cumplan?

Me parece que es una opinión más o menos generalizada el abuso que del espacio público hacen algunos (subráyese algunos) negocios a través de los veladores y no sólo con ellos, ya que algunos colocan carritos o pizarras que se comen otro metro más allá de las propias mesas. Ocurre sobre todo en zonas completamente o casi peatonales. Que pase eso, habiendo una ordenanza de veladores que ni este gobierno ni el anterior se han esforzado mínimamente por hacer cumplir, no tiene sentido. ¡Claro que tiene que haber terrazas y más en el centro de la ciudad, hasta ahí podríamos llegar! Ahora bien, tiene que haber terrazas y espacio, no sólo lo primero y que se olvide lo segundo. Y por supuesto que la sanción debe ser el último recurso y activar otro tipo de mecanismos que vayan encaminados a tener que evitarla.

Ya que tenemos una ordenanza que establece el porcentaje del espacio público que puede ser ocupado por veladores, tal vez sería una buena opción la colocación de una señalización fija que limite el espacio que cada negocio puede ocupar como vemos, por ejemplo, en el tramo de la avenida que va desde la plaza del Caballo al parque González Hontoria. De esa forma se conseguiría obtener una estética común, muy acorde con la zona patrimonial en la que se ubican. Y desde luego, coincidiendo totalmente con el presidente de los hosteleros, hay que reforzar las inspecciones y el control de algo que, como se reconoció, se ha desbordado en los últimos tiempos.

No creo que todo esto que he escrito, que es lo básico que defendemos al respecto, sea ir contra los bares, ni siquiera contra los que incumplen las normativas. La pasada semana hablaba sobre el uso indiscriminado del coche que se permite en el casco histórico como algo que menoscaba el derecho del peatón a hacer uso del espacio público, pero es obvio que no es lo único que lo impide. Desde luego doy por sentado que tanto hosteleros como comerciantes estarían a favor de un proceso de peatonalización que con regularización y control nos vendría de perlas a todos.

Tal vez un diálogo fluido entre todas (subráyese todas) las partes, en conjunto y por separado, sería una buena forma de darnos cuenta de que ni unos somos tan malos ni otros son tan incumplidores. Todo esto lo hubiéramos dicho si se nos hubiese llamado a la reunión que se convocó al efecto en Urbanismo, pero como al enemigo de la ciudad, como lo es, no le interesa lo más mínimo arreglar una problemática incipiente y solucionable con la participación de todas las partes implicadas, pues no pudimos hacerlo. Esperaremos, pues, acontecimientos.

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