uwP1 no tiene apellidos, no tiene edad ni domicilio ni nacionalidad. Los que la han visto la ven joven, la ven mujer, la ven silenciosa. No habla alemán, habla inglés perfectamente, como lengua franca. Se dice que también habla español, otra lengua franca. ¿Cuál es su lengua materna? Recibe una visita de una hora al mes, de una amiga suya de sesenta años, amiga que teme que su paso por la cárcel deje heridas en su alma. Ella, uwP1, es vegana, activista por el clima, está en la cárcel, en prisión provisional, desde hace algo más de un año. Es una mujer que se ha negado a revelar su identidad desde que fue detenida y encarcelada, y le ha sido asignado el apelativo identificatorio de Persona desconocida, mujer, 1, (unbekannte weibliche Person 1), uwP1. El presidente del tribunal se dirige a ella como Ella, que es el nombre que ha surgido del movimiento de solidaridad y activismo al que pertenece. Si Ella revelara su identidad, le anuncia el presidente del tribunal que ahora va a volver a enjuiciar el caso, podría salir de la cárcel, pero Ella ha decidido no identificarse.
Sus abogadas desean que sea declarada inocente. La fiscalía solicitó la apelación para que recibiera una mayor pena. ¿Quién es Ella?, se preguntaba Katharina Schipkowski en el artículo que escribió para el diario Taz, de Berlín, y que yo leí la otra noche. Una historia trágica que he podido conocer porque todavía se cuentan historias más allá de los hechos que se les atribuyen, quizá con demasiada prisa, a quienes viven esas historias o son atrapadas por ellas. Seguiré el proceso con todo el detalle que pueda para intentar saber qué ocurrió y cómo ocurrió. Ahora solo me ocupa Ella, un ser humano que está en la cárcel, con independencia absoluta de lo que haya, subjuntivo, hecho.
Ella está en prisión preventiva por la especial circunstancia de que es una persona no identificada ni identificable. Fue condenada en primera instancia a dos años y tres meses de prisión, aunque si su recurso ha sido aceptado es porque todavía quedan cosas por aclarar. En qué sentido serán aclaradas todas las cosas es algo que se verá durante el proceso. También fue aceptado el recurso de la fiscalía, que deseaba una condena más condenatoria. La sentencia no es firme; la prisión es provisional.
Ella decidió subirse a los árboles para defenderlos de la construcción de un nuevo tramo de la autopista A49. El Dannenröder Forst es un bosque de unos 250 años de antigüedad. El proyecto de esa variante de la autopista comienza en 1960. En 1970 se crea un movimiento de vecinos y agricultores en contra de la variante. Hasta hoy. El propio presidente del tribunal, el señor Nink, que juzga el caso en apelación, tomó parte en aquellas protestas, según informa el diario Gießener Allgemenie. El juez Nink lamenta por ello, sigue el Gießener Allgemeine, que su vida profesional como juez termine precisamente con este proceso: Hubiera deseado otro caso para el final de mi carrera.
Ella, según respuesta de la ministra de Justicia de Hesse a una pregunta del diputado de Die Linke, Dr. Wilken, en el Parlamento, de septiembre de 2021, tiene la posibilidad de recibir una visita mensual, durante una hora, en prisión. Puede recibir una llamada telefónica, intervenida, cada dos semanas. La visita se celebra siempre ante la presencia de un funcionario. Las visitas de la prensa, si se producen, no se descuentan de las visitas personales a las que tiene derecho. Recibe correspondencia postal con frecuencia. Se presumía que podría ser española, pero por una carta intervenida la hipótesis sobre su origen, sin embargo, apunta en direcciones diversas: Escandinavia, Estados Unidos o Canadá. Habita una celda individual.
Ella guarda silencio cuando se le vuelve a preguntar sobre su identidad o su origen. Cuando lo hace la periodista Katharina Schipkowski la respuesta de Ella demora un momento: un ser humano, simplemente. ¿Por qué alguien desea ocultar su identidad? Ella rechaza, según el relato de Schipkowski, verse encerrada por el Estado en categorías como sexo, edad u origen. O habría que preguntar ¿por qué Ella ha decidido, por si misma, tener su propia identidad, ajena a las normas acostumbradas de la identidad?
Hace dos semanas unos amigos me contaron la historia de la joven que acababan de saludar. Me contaron que ya no se llama con el nombre con el que ellos la conocieron, no sabían por qué, pero conjeturaban que ese nombre nuevo que ella se había dado a sí misma, creado por ella, era la puerta de entrada a una nueva identidad para una nueva vida y la de salida de la vieja.
Estamos acostumbrados a que todo el mundo esté identificado y sea identificable; a que sea tomado como una sospecha el simple hecho de negarse a ser identificado o ser identificable; incluso un delito. No nos cabe en la cabeza, como no les cabe a los ciudadanos estadounidenses la posibilidad de verse obligados a poseer un carnet de identidad, y, de pronto, llega una persona que se niega a tener documentos y a decir quién es más allá de lo que ella misma quiere decir de sí misma: nada.
El artículo de Katharina Schipkowski, Wer bist du, Ella? (¿Quién eres tú, Ella?) me ha empujado a querer conocerla, a Ella, en lo que quiera ser conocida: a saber más de Ella, y a querer saber qué es lo que ocurrió en el Dannenröder Forst, y por lo que fue condenada en primera instancia, por atacar a dos policías a una altura de 15 metros.
Yo buscaba en internet con diferentes voces y casi siempre alcanzaba los mismos resultados, bastante pocos, hasta que se me ocurrió teclear el caso Ella y apareció algo distinto de lo que había encontrado durante varias horas de búsqueda: El caso Ella / Tribunal confirma la contaminación del aire como causa de la muerte. La muerte de la niña de nueve años, Ella Adoo-Kissi-Debrah, que se produjo en 2013 en Lewisham, Londres, que había enfermado de asma aguda en 2010, según informa Deutschlandfunk. Existe incluso una fundación que lleva su nombre. Inmediatamente, conecté la aparición de esta noticia con un hecho real, sucedido en Leipzig durante el régimen del SED, y magníficamente llevado al cine en Die unheimliche Leichtigkeit der Revolution (La inquietante levedad de la revolución), donde precisamente la protagonista, Franka, se incorpora al activismo por el clima; su hermano pequeño había muerto de pseudocrup por la contaminación. Por cierto, de aquel movimiento por el clima surgiría el movimiento que, en 1989, movilizaría a la sociedad de la Alemania Democrática y terminaría por hacer caer el Muro de Berlín.
¿Existe algún tipo de relación entre Ella, uwP1, y Ella Adoo-Kissi-Debrah? No, no estoy suponiendo una relación familiar, pero pudiera haber una relación narrativa. Y, algo más, ¿existe una relación entre la ficcional historia de las dos Ellas, que me acabo de inventar, y la historia de Franka y su hermano en la película?
Más allá de los hechos concretos que se juzgan en la Audiencia de Gießen, Alemania, algo de primera importancia, sería bueno poner atención a lo que la juventud y el activismo por el clima están reclamando de todos nosotros. Como queda a la vista, no se trata solo del clima geográfico sino del clima humano. Solo hace falta ir a cualquier plaza, cualquier viernes a eso de las 11, y escuchar y leer lo que dicen los activistas de Fridays For Future. ¿Qué decimos el resto?
Ella se levanta todos los días a las seis y media. Hace yoga en un tapiz de hierba que hay en el patio de la prisión. Recibe muchas cartas. Desde el lunes vuelve a sentarse en el banquillo de los acusados para que su caso sea revisado, con la esperanza de salir libre y sin culpa. La fiscalía desea una pena más severa.


