Prisión. Pilar, Pacheco y ¿Pelayo? Hoy es uno de esos días en que todo empieza por "p", como la "putada" (perdonen la expresión) que se hizo la exalcaldesa Sánchez a sí misma cuando decidió vengarse de quien rigiera los designios de Jerez durante un cuarto de siglo. Todo el mundo sabe, hasta la Justicia, que si no hubiera denunciado a su máximo rival, a su némesis política, éste no se habría revuelto y ninguno de los dos habría pisado un penal en su vida.
Es el efecto bumerán, o lo que pasa cuando escupes hacia arriba, que dicen en mi pueblo, así que si no se produce un milagro de última hora todo indica que Pilar Sánchez hará compañía -no sabemos si en la misma cárcel- a Pacheco, y quién sabe si en un futuro llegará la otra ex por las conexiones con la Gürtel, como si esto fuera una Marbella en miniatura.
Mientras tanto, en el resto del mundo también se habla de lo mismo, de presos, con la letra "p" también, como ese Penn que decidió que lo mejor que podía hacer a la Justicia mundial era entrevistarse con el Chapo Guzmán. E hizo el ridículo global.
Pero no nos vayamos tan lejos y regresemos a nuestro pequeño reducto galo (están locos estos jueces), donde la ciudadanía se encuentra dividida entre ese "todos a la cárcel" que los parroquianos más extremistas sueltan en los bares y aquellos que piensan que las penas son excesivas, que algunos están pagando por los desmanes de una corrupción institucionalizada donde hay peces mucho más gordos que, seguramente, volverán al río.
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