Después del anuncio realizado por el presidente provincial del PP, Antonio Sanz, queda claro que la renovación de nombres emprendida por el PP a nivel nacional ha pasado de largo en Cádiz. Levy, Maroto, Casado… la presencia de nuevas caras del PP que salen en todas las tertulias y programas de radio y televisión no van a tener reflejo en la lista del partido al Congreso, al menos no en lo que se refiere a los puestos de salida.
No parece que Teófila Martínez y María José García-Pelayo estén en condiciones de representar en el electorado ningún cambio, es evidente que en el imaginario colectivo son todo lo contrario: más de lo mismo. El PP trata de premiar a las anteriores alcaldesas de las dos grandes ciudades, Cádiz y Jerez, que han visto cómo sus victorias electorales en las pasadas municipales se han visto truncada por pactos de izquierda y busca que la experiencia política de este inusitado ticket –siempre se ha dicho que mal avenido, por cierto– le dé un buen resultado en unas elecciones en las que se estima que en muchas provincias un diputado arriba o abajo se va a decidir por unos pocos cientos de votos, pero se trata de una estrategia que se da de bruces con la prédica del partido a nivel nacional… Por no hablar de asuntos pendientes de resolución judicial como la supuesta implicación de Pelayo en las contrataciones con la trama Gürtel durante su primer mandato.
Bien, dentro de cuarenta días se pasará la ‘prueba del nueve’, cuando sea el electorado el que diga si la estrategia del PP de atrasar la renovación en la provincia ha sido una maniobra correcta o equívoca.
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