"La decisión del Tribunal Supremo es desconcertante. Cuesta entender un fallo así que pone los intereses de las entidades financieras por delante del de los ciudadanos. Su rescate lo pagamos todos y aún no han devuelto nada". Así se manifestaba en Twitter hace unos días la Presidenta de la Junta de Andalucía sobre la decisión del Tribunal Supremo que da la razón a los bancos y no revierte la situación: las familias asumirán el impuesto de las hipotecas.
Poco después su contrincante número uno y compañero —si se puede llamar así— Pedro Sánchez —Presidente del Gobierno, no se olviden—, salió para salvar los muebles —futuros, claro—. Los clientes dejarán de pagar el impuesto de las hipotecas. Y agua pasada no mueve molinos —sobre todo para aquellos que sí pueden pagarse la hipoteca, cómo no—.
Pero lo sorprendente del episodio de estos días pasados ha sido ver a la faraona en su salsa. Socialista, como la que más. Ahí, poniendo los puntos sobre las íes sobre el rescate financiero y sobre los intereses de las entidades financieras. No hay pan para tanto chorizo, le ha faltado decir con el emblema del Santander y una chistorra haciéndose a la brasa. ¡Qué diría Emilio si pudiera verla! Y qué pensará su amiga Ana, que la eligió como compa para su primer acto público como líder del Banco Santander. ¡Ay, Susanita! El papelito que tienes que hacer, ahora que los naranjitos te han dado al espalda. ¿Será el 2 de diciembre tu gran noche?
En el fondo, Susana es anticapi —o necesita serlo, para asegurarse la poltrona—. Lo ha demostrado muchas veces, tanto en la búsqueda de alianzas para su investidura con el partido de los emprendedores de postín, como en su programa electoral cuando se presentó hace año y medio a las primarias internas del PSOE. "Los socialistas queremos recuperar la confianza de una mayoría de españoles para volver a transformar la sociedad, aumentar el empleo, mejorar los salarios, reducir la precariedad, aumentar los ingresos públicos, recuperar los recortes del PP y cerrar el agujero del sistema público de pensiones que Rajoy ha puesto en riesgo con su rescate y su reforma laboral de 2012". La única mención a la palabra rescate en un documento de 48 páginas.
El PSOE también lo es. Es anticapitalista. Como ciudadano andaluz preocupado por nuestro futuro leí hace poco sus medidas estrella en materia económica, que sintetizo aquí a través de un monográfico del 20 minutos: "Rebaja de entre el 2 y el 3,5% del tramo autonómico del IRPF para las "clases medias y trabajadoras". Reducción de la carga impositiva del impuesto de sucesiones y donaciones para rentas medias y situaciones singulares. Deducciones en el impuesto de patrimonio". Todo un acierto de clase. Al rescate, nunca mejor dicho, de nuestras vidas.
Pero no dudo de Susana Díaz, ni del Partido Socialista Obrero Español en Andalucía, por si alguien pudiera pensar lo contrario. Tras casi cuarenta años de gobiernos socialistos, los andaluces levantan cabeza. Mis amigos bajan un fin de semana cada par de meses para disfrutar de su familia. Han levantado cabeza, claro que lo han hecho. Levantaron cabeza, miraron a su alrededor y se fueron en busca de un futuro ya no digno, sino posible. E incluso vuelven. Para tomarse un vino, unos huevas aliñás y unos chicharrones. Para ver a los amigos que, como yo, resistimos en este boquete. Para estar con sus padres, sus hermanos y disfrutar de los encantos de su tierra. Levantar cabeza para no quedarse enterrados a la espera de un rescate para nuestra tierra, este sí, que no llega. ¿Cuándo nos devolverás tú algo, Susana?
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