El bipartidismo nos quiere enredados y quemados, por eso nos lanza la papa ardiendo de la quita de la deuda. Nos aboca a deshojar la margarita del sí o no a la quita; del sí o no a un nuevo reparto de financiación autonómica; del sí o no a la solidaridad entre territorios; sí o no a los fondos de cohesión de la UE; sí o no a todo aporte a Andalucía, venga de donde venga; si o no a la unidad; si o no a la izquierda; si o no a Montero; si o no a Bonilla.
Una vez deshojada la margarita nos quedaremos con el tallo pelado de Montero-Bonilla entre las manos: la partitocracia seguirá parasitando lo público, y las decisiones seguirán tomándose fuera, anteponiendo los sacrosantos intereses partidistas al interés nacional.
Andalucía, como colonia interna, se verá obligada a pagar de nuevo el peaje, renunciando a su propio sistema de financiación, a una Hacienda propia y a decidir su presente y su futuro sin tutelas forasteras y partidistas; renunciando también a gestionar sus finanzas y su economía y a trazar objetivos y estrategias propias; aceptando que sus instituciones sigan defendiendo intereses privados y ajenos; aceptando el papel de eterna subalterna.
En definitiva, las gentes andaluzas tendremos que postergar de nuevo nuestros anhelos de tierra y libertad, para seguir alimentando con nuestra sangre al parásito falaz de la alternancia: tú pones la soberanía, yo te quito la deuda.
Viva Andalucía libre.



