Señor Sánchez, gracias por parar e invitarnos a reflexionar

Gánese al pueblo aplicando políticas públicas que nos hagan hablar de cómo un Gobierno progresista mejora nuestras vidas

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en una visita reciente a Sevilla.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en una visita reciente a Sevilla. MAURI BUHIGAS

Señor Sánchez, celebro mucho que esté usted profundamente enamorado de su mujer, pero su mujer está sufriendo lo mismo que otras mujeres —de las que presumo que usted no está enamorado— han sufrido antes. Por tanto, le ruego que tome la decisión que corresponda no por estar enamorado, sino por la necesidad de parar, parar para frenar la ola machista que se está lanzando sobre las espaldas de las mujeres, de todas, las famosas e importantes y las menos famosas pero igual de importantes en sus espacios.

Es intolerable que la derecha use constantemente la denuncia judicial para hacer parecer que hay algo oscuro e incluso delictivo donde no lo hay, por supuesto, pero también es verdad que esto no es nuevo, lo hemos visto con Ada Colau —denunciada 18 veces y todas archivadas—, con Mónica Oltra, Irene Montero y también con otras mujeres como Pamela Palenciano (por su monólogo No sólo duelen los golpes), o con el trato del caso de Juana Rivas en los medios de comunicación, o con el hecho de que todos los años cuando se cuelga la bandera del orgullo en Sevilla la asociación Abogados Cristianos ponga una denuncia penal contra el Ayuntamiento, o… con un millón de casos que vienen ocurriendo desde hace años.

Que esto venga ocurriendo desde hace tiempo no quiere decir que no haya que parar, al contrario, celebro que usted nos invite a parar y reflexionar, quizás es la primera vez que coincidamos en esto de buscar una estrategia que frene tanta violencia, especialmente hacia las mujeres. La violencia que venimos sufriendo las mujeres (violencia sexual, económica, institucional, judicial, mediática…) es de un grado tal que comparto con usted la necesidad de “parar y reflexionar”. 

A mí la reflexión me lleva a la conclusión de que merece la pena seguir defendiendo un Gobierno progresista, un Estado democrático, una sociedad igualitaria y una democracia más sana para frenar la ofensiva contra las mujeres, porque si nosotras caemos tenga por seguro que caeremos todos, caeremos hacia un lugar donde no hay espacio, donde no hay más que cadenas. La estrategia de debilitar a las mujeres conlleva un debilitamiento grave de la democracia.

Tengo toda mi disposición a que construyamos juntas una estrategia común contra estas formas y estas violencias de la derecha y la ultraderecha, pero también le digo que se hace imprescindible que el diseño de esta estrategia sea común y para el común de los y las mortales, quiero decir que no bastaría con conseguir resolver el caso de su mujer, o que frenáramos este ataque extremo a la legitimidad del Gobierno. Lo que frenaría de verdad a la derecha es que, por la vía de los hechos, la vida de la gente mejore, esto quiere decir, que todas tengamos acceso a una vivienda, a una sanidad pública, a una educación pública… —esto significa que tiene el PSOE que dejar de tontear a veces con políticas concretas más propias de la derecha— y que sea la gente, también por la vía de los hechos, la que calle a las derechas. 

Gánese al pueblo aplicando políticas públicas que nos hagan hablar de cómo un Gobierno progresista mejora nuestras vidas, proponga políticas que nos hagan salir a la calle para defender que, con usted y con todas las personas que forman parte del actual Gobierno progresista, tenemos mejores condiciones de vida, laborales, de salud, medioambientales… La respuesta a la derecha tiene que ser contundente en términos de derechos y libertades. En este camino estamos contigo.

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