Peripatéticos rurales

Hemos olvidado la importancia de "pasear" por la vida, como modo de aprendizaje y de compartir conocimientos con otras personas

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Ingeniero Técnico Agrícola.

Un agricultor en su día a día.
Un agricultor en su día a día. MANU GARCÍA

No hace mucho, una antigua profesora mía de BUP y COU (aquí le delatan a uno los años), y apreciada persona, me llamó para invitarme a la presentación de su primera publicación de poesía, que no de sus primeros escritos de los que ya era conocedor de su secreta existencia. Y aunque me decanté por las "ciencias", soy amante de las "letras" y aprecio de igual modo a ambas.

En dicha tertulia, coincidimos antiguas personas alumnas del centro, alumnado más reciente, antiguo profesorado de diferentes materias, y dentro de las diferentes intervenciones que se propiciaron durante el acto, en todas ellas de denotó la importancia que han tenido en nuestras personas, en nuestros caracteres, en nuestras formaciones, las materias de "letras" (filosofía, ética, latín, historia, griego, etc) que actualmente son tan despreciadas por algunas instituciones o personas.

Permítanme comenzar con la aguja e ir hilando, y empecemos por definir parte del título de este escrito.

Def. Rae:

Peripatétic@

Del lat. peripatetĭcus, y este del gr. περιπατητικός peripatētikós; propiamente 'que pasea', porque paseando enseñaba Aristóteles.

1. adj. Fil. Que sigue la filosofía o doctrina de Aristóteles. U. t. c. s.
2. adj. Fil. Perteneciente o relativo a la filosofía o doctrina de Aristóteles.

Aristóteles, en su escuela, tenía la costumbre, según nos cuentan, de enseñar y dar clases dando paseos, caminando, de manera "diferente" a como estaba concebido hasta ese momento.

Y aunque eso nos parezca muy lejano, es lo que ha estado haciendo el medio rural y las personas que viven en él desde siempre, y que todavía siguen haciendo, aunque a veces nos cuesta comprender esas enseñanzas o esa forma de enseñar, mírenlo como deseen.

En el tiempo que vivimos en las grandes urbes y las zonas metropolitanas, donde prima el tiempo, el segundo, la velocidad, hacer una gran cantidad de cosas y tener las veinticuatro horas del día ocupadas con multitud de actividades "necesarias y urgentes", hemos olvidado la importancia de "pasear" por la vida, como modo de aprendizaje y de compartir conocimientos con otras personas. Cada día más, y es mi opinión, confundimos o nos hacen confundir, lo importante con lo urgente.

Hoy en día, cuando iniciamos un viaje en un coche, lo usual, es antes de iniciar la marcha programar el teléfono o el navegador de vehículo para que nos indique como debemos llegar a un sitio, y no tengamos que prestar más atención al camino que vamos a recorrer, nos dejamos llevar por las indicaciones que salen del aparato electrónico; lo único importante es llegar, cuanto antes, mejor, llegar, y no nos importa para nada el camino, ni aprenderlo, ni volverlo a recorrer si fuese necesario.

Aún recuerdo mis primeros inicios, allá por los primeros años de la década de los 2000, cuando preparaba unos días antes de iniciar el viaje a algún pueblo de nuestro territorio para impartir un curso o charla como me sacaba la ruta en un papel y me lo guardaba en la mochila a modo de guion, y como me paraba a preguntar en las estaciones de servicio de los pueblos, o en los bares, o cuando veía una dotación de la Guardia Civil, para preguntar cómo se llegaba a tal sitio o tal otro. Todavía guardo con nostalgia el mapa plegable de carreteras de Andalucía que me compré y que a tantos viajes me acompañó. (ese instrumento por el cual "los clásicos" nos guiábamos antiguamente, nuestra "App para planificar viajes", je je je )
Retomando el aprendizaje caminado del medio rural, las personas que habitan en él han aprendido por la experiencia que han aprendido de otras personas que antes vivieron de él, con él y para él; les transmitieron su experiencia de una manera pausada pero constante, a lo largo de los años, "caminando" junto a ellos, "paseando" por el medio rural que iban a tener que cuidar para las próximas generaciones, comentándoles que tenían que observar de una determinada planta, o de un determinado brote, o el caminar de cierto animal que se había quedado rezagado del rebaño. Y por supuesto, de la necesidad de equivocarse y aprender.

Gracias a ese "Gran paseo" que llevan recorriendo desde hace muchísimos años las personas que habitan el medio rural, hoy en día, se han producido enormes mejoras y avances los cuales únicamente hemos achacado al conocimiento científico, olvidándonos desgraciadamente de la parte empírica que alguien, en un paseo, ha transmitido; permítanme aquí traer una reflexión de D. José Esquinas Alcázar, Ingeniero Agrónomo y persona de referencia en FAO durante más de 30 en recursos fitogenéticos: "mi padre cultivaba unos melones excelentes, y me enseñó; cuando fui a la universidad a estudiar ingeniería agronómica, a mí me enseñaron porqué cultivaba unos melones tan ricos mi padre, pero no a cultivar esos melones tan ricos".

Debemos estar agradecidos todas aquellas personas que hemos podido formarnos en la universidad o en cualquier centro educativo, bien nuestra especialidad sea la biología, la veterinaria, la agronomía, las ciencias ambientales, o cualquier otra titulación (incluidas las letras, me viene aquí a la mente D. José María Pérez Orozco) por la enorme aportación que nos han hecho las personas, hombres y mujeres, del medio rural.

Y nosotros, y hablo por mi primero, "ilustres titulados universitarios" que para vanagloria propia abusamos en demasía de las técnicas como muestra de superioridad ante dichas personas, no debemos olvidar que nosotros únicamente le hemos dado un nombre a algo que ya existía y seguramente le hemos dado ese nombre utilizando palabras que también existían ya; dándole a veces más importancia al nombre en sí que a lo que implica ese término.

Por ejemplo, la Etnobotánica, o el uso tradicional de plantas por los pueblos para diferentes fines, o la etnoveterinaria, el uso tradicional que hacen o hacían los ganaderos de las plantas para mantener la sanidad del ganado.

El conocimiento práctico, la "praxis" de Aristóteles nos ha sido prestada desinteresada por el medio rural y es quien debemos reconocer su importancia cada día, en esta labor y en otros muchos aspectos de la vida.

El medio rural es conocedor de la necesidad del tiempo, de la evolución y crecimiento que debe con llevar cualquier proceso, planta, animal, persona, …
Conscientes que es necesario "pasear" para poder seguir manteniendo ese medio donde viven.
Permítanme que me tome la libertad de lanzarles una invitación a que "paseen" por nuestro medio rural, acompañados por personas que vivan en él, y hablen, escuchen, y enseñen también, compartamos durante ese "paseo".

P.D.: me parece obvio que no tengo ni que decir que me encanta "pasear" por nuestro medio rural, en compañía, o en soledad, y que si lo desean estaré encantado de "pasear" con aquellas personas que así tengan a bien concederme el placer. Escuchando, compartiendo.

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