El autor a finales de mayo de 2021 en un cultivo de girasol ecológico en Paradas (Sevilla).
El autor a finales de mayo de 2021 en un cultivo de girasol ecológico en Paradas (Sevilla).

Los cereales se cultivan desde los inicios de la agricultura y han ido evolucionando con la tecnología y el desarrollo agrícola hasta nuestros días, mejorando su calidad y su rendimiento por hectárea y adaptándose a una demanda cada vez mayor a nivel mundial. En el mundo se producen cada año unas 2.725 millones de toneladas de cereales (datos USDA de cosecha 2020), de las cuales unos 1.100 millones de toneladas corresponden al maíz, 760 millones de toneladas al trigo, 510 millones de toneladas al arroz y casi 155 millones de toneladas de cebada. Los stocks mundiales (lo que se guarda por seguridad) son de casi 900 millones de toneladas, aunque varían según la cosecha y el consumo en el mundo. Los grandes productores de cereales son USA, Rusia, China, India, la UE, Argentina, Brasil y Canadá, pero están incrementando sus producciones otros países como Ucrania, Kazajistán y Australia, entre otros.

La UE produce cerca de 290 millones de toneladas de cereales, de los cuales 115 de trigo blando, 65 de maíz y unos 60 de cebada. De trigo duro se producen a nivel mundial sobre 40 millones de toneladas, de las cuales casi 8 millones se originan en la UE. España es un país de algo más de 50 millones de hectáreas, de las cuales solo unos 20 millones de hectáreas son cultivables. Nuestra producción anual de cereales oscila entre los 12 y los 25 millones de toneladas, según el año climático; y como nuestro consumo anual de cereales, otros granos y subproductos es de 35 millones de toneladas, somos un país netamente importador, aunque normalmente exportamos trigo duro, y en años de buena cosecha también exportamos cebada y avena. No solo importamos cereales, también harinas proteicas (sobre todo de soja), proteaginosas, oleaginosas y sus derivados, fundamentalmente para la fabricación de piensos. Como comparativa, un país vecino como Francia produce solo en trigo entre 30 y 40 millones de toneladas anuales.

En nuestro país destacan en la producción de cereales Castilla-León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Aragón, sobre todo en secano, ya que en áreas regables se está produciendo un rápido cambio de cultivo hacia leñosos —olivar, el almendro o los cítricos— que tienen mayores rentabilidades que los cereales.

Perspectivas del cultivo de cereales y otros granos en España

Como ya hemos apuntado, España es un país que produce menos granos de los que necesita, por lo que tiene que importarlos. Ser un país importador neto hace que nuestros precios al agricultor tiendan a ser algo mejores que los de los grandes países productores, ya que los costes logísticos y de transporte son considerables, y lo van a ser más en el futuro con la subida del petróleo y el encarecimiento del transporte mundial. No obstante, los bajos rendimientos que obtenemos (no pasan de 2.500kg/ha de media) frente a otros países de nuestro entorno hacen que la rentabilidad sea muy baja con los precios actuales, de ahí que algunos agricultores cambien a cultivos leñosos o traten de cultivar granos de mayor calidad y mejores precios (trigo duro, trigos blandos de fuerza, espelta, cebada para malta, etc.), incluso cambiar a agricultura ecológica.

La producción de cereales y otros granos (oleaginosas, proteaginosas, leguminosas, etc.) sigue siendo un pilar básico para el bienestar y el aseguramiento de alimentos para la población de cualquier país desarrollado, por lo que España debe continuar produciendo el máximo posible, buscando granos específicos de gran calidad y adaptados a nuestro clima que permitan obtener un precio lo mayor posible para el agricultor. Existen muchas empresas y organismos públicos que trabajan en la mejora de los cereales y otros cultivos herbáceos extensivos en España, para incrementar las producciones y mejorar la calidad en todos los ámbitos.

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Trigo duro ecológico producido en Andalucía en 2021 de alta calidad.

La existencia en nuestro país del seguro integral de cereales y otros granos es también un instrumento que da seguridad a nuestros agricultores frente a las adversidades climáticas, como la sequía, las heladas tardías, el pedrisco, etc. Nuestras ayudas PAC son, por desgracia, bajas por hectárea en comparación con las de otros países de la UE, ya que se definieron según los rendimientos medios de las diferentes zonas de España, que por lo general son bajos si los comparamos con Alemania, Francia, Bélgica, etc. Además, es un hecho que las ayudas PAC no se actualizan con la inflación, por lo que su valor real va bajando año tras año, así como su cuantía en el presupuesto de la UE, por lo menos lo que corresponde al pilar I (pagos básicos o directos). Por suerte se está desarrollando con fuerza el pilar II (pagos indirectos), aunque es cierto que estas ayudas suelen estar cofinanciadas entre la UE y cada estado miembro (en España por las distintas Comunidades Autónomas).

El futuro: nuevas técnicas de cultivo y valor añadido

La presión de organizaciones ecologistas, de la opinión pública y de la Comisión Europea ante la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la creciente contaminación, está haciendo que se incrementen las ayudas hacia agriculturas más sostenibles y menos dañinas para el medio ambiente natural, como es la agricultura ecológica. Se trata de producir de manera rentable cereales de buena calidad, pero conservando el medio ambiente y la biodiversidad natural.

España tiene amplias zonas en las que ya se cultivan cereales y otros granos en ecológico, cada vez en fincas más grandes y con agricultores más tecnificados, consiguiendo buenos rendimientos y una magnífica adaptación en amplias áreas de los secanos de España. El crecimiento del consumo de productos ecológicos se nos antoja imparable, tanto en nuestro país como a nivel global, lo que impulsa un incremento de la demanda de granos y calidades concretas, dicho aumento de la demanda se traslada en pocos años al campo, produciendo lo que el mercado necesita. Si bien hay grandes competidores en precio, incluso a veces en calidad, en el mercado europeo de granos ecológicos, como los países bálticos o los ubicados en el entorno del Mar Negro, pero el cereal y los granos ecológicos españoles cada vez tienen mayor prestigio y seguridad trazada en la UE y fuera de ella, lo que para muchos compradores es más importante que el precio.

Pero no todo es agricultura ecológica para producir conservando: también se están utilizando técnicas novedosas en el cultivo convencional de cereales y otros granos extensivos en España, como la agricultura de conservación (lucha contra la erosión), agricultura sostenible (mínimos inputs como abonos y pesticidas en el cultivo), agricultura integrada (lucha inteligente contra las plagas, enfermedades y malas hierbas de los cultivos), agricultura regenerativa (puesta en valor de zonas degradadas), etc.

Todas estas técnicas además de mejorar la rentabilidad y el valor añadido de nuestros cultivos de cereales y otros granos, tienen a la vez un impacto mínimo sobre el paisaje, el medio ambiente y la biodiversidad natural y ayudan a mitigar el cambio climático y son fundamentales para luchar contra la contaminación de agua, suelo y aire en España.

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Trigo duro cultivado con técnicas de agricultura de conservación en Hornachuelos (Córdoba).

Conclusiones en positivo

Se considera que hemos entrado en una nueva era de precios altos de los cereales y otros granos y subproductos a nivel mundial: es un hecho la creciente demanda de países en claro desarrollo exponencial, como China, India, países del Sudeste Asiático y de Africa, todos ellos muy poblados y con demanda creciente (e imparable) de alimentos en cantidad y sobre todo en calidad. Los precios altos de los cereales pueden haber llegado este año para quedarse, en la opinión de muchos expertos: los rendimientos se pueden seguir mejorando, la tecnología ayudará pero, no nos engañemos, las hectáreas cultivables en el mundo son las que hay, no hay muchas más, y si las hay será cultivando zonas de bosques, tundras y desiertos, lo que se nos antoja cada vez más difícil por la presión de la opinión pública, la sociedad civil ante un futuro cada vez más incierto por el cambio climático y la pérdida de zonas arboladas y de biodiversidad a nivel mundial. Es cierto que el mercado de futuros de granos de Chicago (CBOT) mueve más de 25 veces el grano físico de las opciones de compra a futuros, es decir, que es un mercado financiero más que agrícola. Sin embargo, la realidad se impone ante todos los mercados cuando un país gran productor tiene una mala cosecha (esta pasada campaña ocurrió con Ucrania y con Rusia), y la demanda está tan cerca de la oferta que cualquier causalidad climática adversa en uno de los grandes productores puede disparar los mercados, el llamado “Weather Market”.

Como decía un buen amigo agricultor de Zamora: hay que ser “optimístico” en cuanto al futuro de la producción de cereales y otros granos extensivos en España. Tenemos un clima duro, unos suelos muy variados, unos rendimientos normalmente bajos y muchos problemas, ninguno sin solución. Pero también tenemos una gran calidad en los granos que producimos, somos punteros en agricultura ecológica, tenemos un país con la biodiversidad más rica de la UE, sabemos cultivar respetando el medio ambiente, el suelo, el agua y el aire, la naturaleza, y lo seguiremos haciendo con trabajo y con ilusión en las zonas cerealistas de nuestro gran país, pensando en las generaciones futuras y en su bienestar.

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Comentarios (1)

Candido Hace 2 años
Gracias por el artículo. Dado el auge de la agricultura ecológica en nuestro país, es posible encontrar variedades de cereales adaptadas a este manejo? Tengo entendido que las variedades "convencionales" no dan buen resultado. Es cierto? Un saludo cordial
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