Es muy importante que las comunidades rurales sean protagonistas, y que vean la restauración del bosque dañado por el fuego como un espacio de oportunidades que es lo que tendría que haber sido la gestión preventiva. El Cambio Climático no va a desaparecer y esto va a suceder un año tras otro. (Marta Corella, Vicedecana del Colegio de Ingenieros Forestales). En lo que va del siglo XXI, los cuatro últimos agostos, incluido éste, han sido los más cálidos, el quinto lo fue en 2003. Según AEMET, desde 1975 hemos sufrido en la Península y Baleares 77 olas de calor, siendo la de este agosto, la más intensa. Entre los días 8 y 17 de agosto se sufrió la ola de calor más fuerte desde 1950. El aumento medio de la temperatura de estos últimos lustros, sitúa a la región mediterránea, en una situación de riesgo elevado. Estas evidencias además de los informes científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas que se emiten desde hace décadas, ponen al Cambio Climático provocado por la actividad humana, en el epicentro de las causas de los incendios que ya alcanzan con frecuencia la categoría de sexta generación que surgen cuando los bosques están muy secos después de períodos de fuertes olas de calor y ausencia de lluvias, y originan pirocúmulos y tormentas que expanden el fuego alrededor de forma virulenta. Este mes de agosto los temas que han dominado la conversación y la discusión han sido, los incendios forestales en España, y el genocidio de Gaza silenciado en parte por el fuego que asolaba los montes de Castilla-Leon, Galicia, Extremadura y Asturias, y algunos otros fuegos menores en Andalucía. Cuando esto escribo, han sido arrasadas en España más de 400.000 has. Sólo España y Portugal concentran el 60% de los incendios de este verano en Europa. En toda la Unión Europea se ha superado el millón de hectáreas afectadas por el fuego.
Recordaremos este agosto, como aquel verano infernal. Más de 400.000 hectáreas calcinadas, decenas de miles de personas desalojadas de sus lugares de residencia permanente o temporal, y varios fallecidos y heridos en su intento por sofocar las llamas. Trato de ponerme en el pellejo de las personas que no han podido dormir presa del pánico al ver el fuego cerca del pueblo donde viven habitualmente o al que han ido a pasar unos días de vacaciones. Y trato de ponerme en la piel de los bomberos forestales, aviadores, técnicos, personal de la UME, policías, guardia civil, alcaldes o alcaldesas, concejales, voluntarios, vecinos, ecologistas, todos tratando de luchar contra el fuego. Debe ser acongojante y doloroso ver como se destruye el paisaje de tu niñez y el de tu madurez, ver como el bosque y la montaña de tu vida y de tus sueños, arden como la yesca. La solastalgia, término acuñado por el filósofo Glenn Albrecht, describe la angustia, la tristeza que se siente por el deterioro ambiental de nuestro entorno próximo o global.
España dispone de más de 27 millones de hectáreas de superficie forestal, más del 55% del territorio y es el segundo país europeo con mayor superficie forestal. La superficie arbolada ocupa unos 18 millones de hectáreas y cerca de diez millones de hectáreas son matorral o pastizal. La dehesa ocupa el 15% de la superficie arbolada, los encinares un 14,5%, pinares de pino carrasco 11%, y masas forestales mixtas formadas por coníferas y especies arbóreas autóctonas, conforman una rica biodiversidad en ecosistemas forestales. El 70% de la superficie forestal en España, es de titularidad privada.
¿Qué hacer? Negar o minimizar la existencia del Cambio Climático, es negar la evidencia científica, lo cual si me permiten es de imbéciles. El Cambio Climático nos obliga a repensar la gestión forestal en el siglo XXI, y la importancia de mantener la actividad en el medio rural, ante el peligro
de despoblamiento. Muchos expertos, selvicultores e ingenieros forestales coinciden en señalar que los fuegos se apagan en invierno y que la prevención es mucho más rentable que la extinción. Las tareas preventivas pueden suponer unos 3.000 euros/ha, mientras que sofocar los incendios puede alcanzar los 20.000 euros/ha. El Plan Forestal Español 2022-2032 propone un aumento de la inversión anual de 300 a 600 millones de euros. Habría que mejorar la gestión forestal con podas y clareos del monte, abrir caminos y cortafuegos, crear mosaicos vegetales alternando especies distintas de árboles con áreas de cultivo. Las encinas y alcornoques resisten muy bien el fuego, no así los eucaliptos debido a su alta inflamabilidad. Los pinos son inflamables, la parte aérea se quema, aunque el árbol resiste al paso del fuego y suele regenerarse. Deberíamos extremar las precauciones con la quema de rastrojos. Paladio, en el siglo IV, nos recomendaba quemar los pastos en julio, pero ha llovido desde entonces, y el Cambio Climático ha cambiado los tiempos y las formas. Al quemar rastrojos cuando toque, hay que hacerlo controladamente para evitar que las llamas no se salgan del perímetro de seguridad. Cuidado con tirar colillas desde el coche, o en el monte, con las barbacoas, desbrozadoras, soldadoras, etc. Y a los legisladores: hay que endurecer las penas para aquellos que meten fuego al monte. La ocurrencia de las pulseritas, como que no. Actividades selvicolas como la recogida de piñones y la entresaca de la madera del bosque, o la práctica de la apicultura, sirven para limpiar y controlar los bosques. La ganadería extensiva ejerce la función de bomberos preventivos. Vacas, ovejas, cabras, caballos, toros bravos, ciervos y gamos limpian el monte de pasto y vegetación. He acompañado varias veces a ganaderos y pastores en jornadas de trashumancia, y compruebas la labor fundamental de los pastores y de los ungulados. El pastoreo en el medio rural es esencial. Desgraciadamente, la edad media de los pastores que quedan es de 55 años. Hay que fomentar el relevo generacional. Y para mantener vivo el medio rural y luchar contra el despoblamiento hay que invertir en mejorar la vida en los pueblos y seguir con las actividades agrícolas, ganaderas y forestales con las que los paisanos controlan el bosque y la campiña. Y aumentar presupuesto y efectivos en las tareas preventivas, y generar puestos de trabajo que faciliten el poblamiento en el medio rural.
El Gobierno aprobó la declaración de zonas catastróficas o afectadas por una emergencia, para atender a los territorios destruidos por el fuego. El pacto de Estado que propone el presidente Sánchez es una magnífica oportunidad para aparcar las diferencias entre los partidos y sentarse a negociar y a colaborar entre todos para hacer frente a la Emergencia Climática, que es el principal problema que tiene la Humanidad. Y para esa negociación tan necesaria no ayudan las descalificaciones incendiarias de algunos dirigentes del PP (pirómana, hooligan, etc), sobradas de ignorancia y mala leche y carentes del mínimo respeto y educación, con todo el sufrimiento que estamos viendo en torno a los incendios forestales.


