Resaca electoral

Sebastián Chilla.

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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Hoy los 256.080 andaluces y andaluzas que han votado a la candidatura de la que mi organización forma parte, IU-UP, tienen que sentirse estafados. Porque no, no tenemos derecho a tener ni un sólo diputado por nuestra tierra. Y en esta misma línea, tampoco creo que se sientan mucho más afortunados los votantes del resto de España, 923.105 españoles y españolas que han depositado su confianza en esta coalición para que sólo Alberto Garzón y Sol Sánchez lleguen al Congreso de los Diputados. Que Alberto y Sol nos representen no es moco de pavo pero, ¿por qué tenemos que renunciar a que, por ejemplo, compañeros como Santiago Gutiérrez, Ricardo Sixto, Manuel González Orviz o Francisco Guzmán no lo hagan cuando los ciudadanos y ciudadanas sí han depositado su confianza en ellos?

No quiero pecar de partidista porque no lo soy. No creo ni en siglas ni en símbolos si detrás de ellos no hay un proyecto y unas ideas que los sustenten. Yo creo en la justicia social, en la igualdad, en la conservación del medio ambiente y, por supuesto, en la democracia, entre otras muchas cosas. Y parafraseando a los indignados e indignadas de los que ya nadie se acuerda, a esto lo llaman democracia y no lo es. Me siento orgulloso de haber hecho campaña por la única candidatura que ha llevado a cabo un proceso de primarias abiertas que se ha respetado, pese a la multitud de inconvenientes, sin fichajes de última hora. De lo que no puedo alegrarme, sin embargo, es del poco respeto que tienen las instituciones y los medios de este país a los votantes de candidaturas como la nuestra.

Es cierto que Unidad Popular podría haber tenido mejores resultados pero eso no es óbice para que sigamos en la histórica lucha de reclamar lo que es nuestro. Un ciudadano, un voto para que nosotros tengamos los 12 diputados que nos corresponden pero también para que PACMA (Partido Animalista contra el Maltrato Animal) con sus 219.181 votos tenga los TRES diputados que les corresponden. Un ciudadano, un voto para que una organización de la que discrepo ideológicamente como UPyD pueda tener, con sus 153.498 votos, representación con DOS diputados. Un ciudadano, un voto pese a que algunos aún nos vengan con ese cuento de la gobernabilidad y de la representación territorial. No participo en un concepto de democracia en el que el voto de un ciudadano valga menos que el de otro por su decisión política. Y de la misma forma, tampoco puedo comprender cómo algunos siguen defendiendo este sistema de circunscripciones provinciales haciendo hincapié en la representación territorial cuando la cámara alta de las Cortes Generales, el Senado, podría servir para representar a las heterogéneas sensibilidades de cada uno de los territorios de nuestro país.

Con respecto al resultado general de las elecciones de este 20 de diciembre casi que prefiero ser cauto. He escuchado que los medios dicen que va a ser difícil formar gobierno y que probablemente esta legislatura no termine. Pero, ¿por qué están tan seguros? La teatralización de la política continúa este lunes de resaca electoral mientras, como siempre, los que manejan el tinglado, respiran tranquilos desde sus butacas. En mi cabeza resuena, una y otra vez, que el bipartidismo ha muerto y el cambio ha llegado. Sí, claro, ¡vaya juerga la de anoche! ¿Quién ha dicho confluencia?

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