El candidato sonrió satisfecho. Acababa de poner en valor todas sus propuestas después de la jornada electoral del domingo, de la celebración de una nueva fiesta de la democracia. A pesar de que la ciudad llevaba varios años en crecimiento negativo, en primer lugar redobló su apuesta por una economía sostenible en la que el eje fundamental, el auténtico protagonista, sea el capital humano, eso sí, sin salirse del rigor presupuestario. El candidato se mostró dispuesto a gobernar por y para la ciudadanía, en plaza pública, hacer un ejercicio de transparencia, gobernar con luz y taquígrafos, atender a las demandas ciudadanas en aras de la máxima igualdad y evitar las ceremonias de la confusión y la crispación que, desde su punto de vista, se sucedieron en la etapa anterior. En ese sentido, expresó su tolerancia cero con distintas cuestiones, desde la corrupción a la violencia de género pasando por la pobreza energética, cuestiones sobre las que se mostró absolutamente comprometido tras anunciar que va a promover un paquete de medidas  con el que desarrollar las necesarias políticas de cambio que han reclamado los ciudadanos y las ciudadanas en las urnas, un mensaje que ha comprendido. 

La paz social también es prioritaria, así que mostró su disposición a reunirse inmediatamente con los agentes sociales para testar de primera mano su opinión y tener un diagnóstico adecuado que permita implementar una batería de políticas activas encaminadas a favorecer a distintos colectivos que se consideran objetivo uno, que van desde los emprendedores a las personas en riesgo de exclusión social, sin olvidar la apuesta por el empoderamiento de la mujer, colectivos todos ellos a los que está interesado en ponerles cara desde ya y a los que anunciará que tendrá siempre, siempre, la puerta abierta para atender sus demandas.

Para el candidato, se trata, en definitiva, de pensar en glocal*, de afianzar el tiempo nuevo que se ha abierto después de que hablaran las urnas y pasar página a las políticas que hasta ahora se han venido sucediendo, huir del cambio de cromos, establecer una radiografía social que responda a la realidad que han dejado las urnas y trazar a continuación un nuevo mapa socioeconómico pero que a la vez sea epidérmico, buscando el trato personal, una hoja de ruta válida para la próxima legislatura. 

Satisfecho, el candidato dejó de escribir, cerró el portátil, miró a sus compañeros y sonrió irónicamente. Ah, la corrección política, se dijo, qué invento...

*glocal: global + local, aclaración del autor por si alguien se ha despistado. Sí… esta palabra es excesiva.

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