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Raquel Ilombe lejos de escribir sobre el exilio, centró su obra en la búsqueda de los orígenes, de su propia identidad y la añoranza de su África natal.

La columna de esta semana, se la voy a dedicar a la figura de Raquel Ilombe (1938-1992). Siguiendo con mi firme compromiso de utilizar este espacio para dar a conocer el nombre de mujeres valientes que decidieron alzar la voz para mostrar al mundo su día a día, antes me gustaría matizar que el corpus de las mujeres africanas que escriben no es muy amplio y se reduce aún más si nos centramos en mujeres que deciden transmitir sus historias en español. De hecho, con la excepción de Guinea Ecuatorial, país donde el español se sigue manteniendo como idioma oficial, en la mayoría del continente africano se usan, como ya se ha señalado en la columna anterior dedicada a María Nsué, otras lenguas como transmisoras literarias.

Escribir en español no es lo habitual. Es más, se ha planteado en varios ocasiones un debate abierto entre los propios escritores guinoecuatorianos (éste es extensible al resto de escritores africanos) sobre la idoneidad de usar la lengua “colonial” o algunas de las lenguas autóctonas de estos escritores para plasmar sus creaciones literarias. El español, en este caso, para los guineanos, es la lengua de la colonización, restos de un pasado doloroso que ha dejado en un segundo plano las lenguas originarias de Guinea Ecuatorial: el fang (la lengua mayoritaria), el bubi, el ndowé, el bisió y el bujeba, entre otras. No obstante, cualquier autor cuando escribe, al elegir la lengua en la que lo hace, elige también a sus lectores.

Raquel Ilombe eligió también el español como lengua para contar sus historias. Este nombre es el seudónimo de Raquel del Pozo Epita, escritora guineoecuatoriana que nació en 1938 en Corisco durante la época colonial española. De madre guineana y padre español, siendo apenas un bebé la trasladan a España donde creció y estudió Música y Declamación en el Conservatorio de Madrid. Volvió a su tierra natal, Guinea Ecuatorial, tras casarse; un viaje que la adentró en la literatura, y es que Raquel Ilombe lejos de escribir sobre el exilio, como los autores guineoecuatorianos de la diáspora contemporáneos a ella, centró su obra en la búsqueda de los orígenes, de su propia identidad y la añoranza de su África natal.

Su primera publicación fue la colección de poemas Ceiba (1978), escrita entre 1966 y 1978, a caballo entre Madrid y la ciudad de Bata, donde dió rienda suelta a su añoranza por su país de origen, integrando a la perfección los elementos africano y español en su lírica. Tras esta obra, esta autora escribió los poemarios Nerea (1985), Ausencia, Amor y Olvido (Asodegue, 2010), los dos últimos inéditos hasta la fecha. En 1981 publicó Leyendas guineanas, una recopilación de ocho cuentos tradicionales de las etnias más importantes de Guinea Ecuatorial: fang, bubi y ndowe. Para conseguir el material del libro, tuvo que recorrer los rincones menos conocidos del país. Esta obra está considerada el primer libro “infantil” (según la clasificación occidental ya que los cuentos tradicionales africanos no se dirigen exclusivamente a un público infantil, sino a un público amplio) de la literatura guineoecuatoriana.

Aunque algunos han considerado a Raquel Ilombe la primera pluma femenina de la literatura africana escrita en castellano, este dato no es del todo correcto, ya que algunas voces señalan que la primera fue sor Teresa Juliana de Santo Domingo, también conocida como Chicaba, aunque eso es otra história.

De estas obras es importante indicar que tanto Ceiba (1978) como Leyendas Guineanas (1981) son muy difíciles de encontrar en las librerías. Se podría decir que son “piezas de coleccionista”, ya que hacerse con un ejemplar es prácticamente imposible. Estas obras se encuentran en algunas bibliotecas públicas españolas y en la Biblioteca Nacional, lugar donde también puede solicitarse en préstamo. En cuanto a su último libro publicado, éste es Ceiba II, una obra póstuma que ha visto la luz en 2015 a manos de la editorial Verbum, y cuyo contenido se centra en una serie de poemas inéditos hasta ahora. En contraposición a los primeros libros publicados por esta escritora en los años 70 y 80, Ceiba II se encuentra al alcance de los lectores que deseen hacerse con un ejemplar.

Les invito a que se animen y se acerquen a esta autora a través de sus poemas, unos poemas muy personales que nos muestran en buena medida rasgos de su yo más profundo y que les hará viajar a una Guinea desconocida para la mayoría de nosotros.

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