cansinosassens
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El circo literario, más antiguo que el de los romanos, con sus leones, premios, prebendas, amiguetes, fraudes y victimas, pulgar arriba y pulgar abajo, quizás empujo en vida a su exilio interior a Rafael Cansinos Asseens, del resto se encargó el fascismo español, con golpe, dictadura y sus comisarios.

Cansinos era aquello que llamaban un depurado, un tipo extraño que había revolucionado la vida literaria española de principios de siglo. Este sevillano de la Alameda, para más inri de la calle Cruz de la Tinaja, seguía un limbo hasta no hace mucho para gran parte de Sevilla y sus instituciones, tan dadas a poner placas a calaveras, capataces y toreros. Un tal Cernuda cogió carretera y no para hasta Francia, al igual que otro tal Marchena y tantos, ya ven que la cuestión viene de lejos con esta gran tradición caricaturesta sevillana con sus hijos más notables, el mismo que dedicó páginas memorables a su infancia a la ciudad que le vio nacer y a su cultura, por no mencionar su valioso legado y archivo viajero que parece que no tiene ni ayuda ni reposo. ¿Donde están, a qué esperan las instituciones para divulgar y reconocer en su gran dimensión a esta figura y su legado?.

Cualquier o país ciudad daría mucho por contar con autores y figuras como Cansinos. Si cuando Borges vino a España después de muchos años y preguntó por su maestro, los presentes no sabían si era una broma o un muerto, qué les voy a decir yo después de lo que ha llovido. Ya escribiremos otro día sobre más ilustres maltratados.

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