Pues ya mismo estamos en el lío, como les gusta decir a muchos cofrades antes de la Semana Santa.
Pues ya mismo estamos en el lío, como les gusta decir a muchos cofrades antes de la Semana Santa. Ay, los cofrades. Los cofrades… la de cosas que he hecho yo por las hermandades, que veo a cuatro chavales entusiastas de cualquier barrio con un pasito y, hala, en lo que a mí respecta, p’alante… Y luego mira, tener que salir en los papeles como el obispo zamarreao… que tampoco fue para tanto, que por ejemplo el Diario lo rebajó a “obispo increpado”. Bueno, espera, que yo estaba allí… En propiedad, no siendo una cosa, no se puede decir que fuera otra. Y de ahí vino la bromita de ese columnista… Taboada, creo que se llama, y de sus amigos, que quieren instaurar en Jerez la Fiesta del Obispo Zamarreado. Qué cosas. Lo que no pase en Jerez…
Ya, ya sé que no tiene mayor importancia, que se trata de una gracieta de bar. A ver, que yo no frecuento los bares, soy un obispo, pero me imagino cómo se tejen estas cosas. Una ronda de cervezas: una gracieta. Dos rondas de cervezas: dos gracietas. Y así. Uno dice una cosa, otro otra, y ya tienen una historia. Como en las primeras películas de Tarantino, que en realidad eran de guión colegiado. No sé si un obispo debería ver este tipo de películas, pero yo me quedo con la parte bíblica, con Samuel L. Jackson citando en Pulp Fiction “El camino del hombre recto…”, Ezequiel, 25:17. Ya la ensalada de tiros que venga después…
De todas formas lo de la Fiesta del Obispo Zamarreado o, directamente, Fiesta del Zamarreao, como quieren los promotores que se la conozca en toda España en el plazo de dos o tres años, tampoco me parece muy hiriente, la verdad. La propuesta es que sea el primer lunes de marzo, para recordar el día de autos del hipotético zamarreo sobre mi reverendísima persona —que yo soy como Casa Real: ni confirmo ni desmiento—, por lo que la fiesta no sería en ningún caso durante la Semana Santa, algo a tener en cuenta; eso sí, caería siempre en Cuaresma, pero lo bueno que tienen los lunes es que nunca son viernes... La verdad, me he informado y me consta que entre los inspiradores de la broma hay incluso algún cofrade ilustrado, lo que ha podido evitar que entre ronda y ronda surgiera algo parecido al San Genarín de León o a la mal llamada Procesión de los Borrachos de Cuenca, y entonces ya sí que la teníamos liada. Liada pero bien.
Y todo esto por mi desencuentro con unos cuantos cofrades que… que no. Que ya digo yo que no. El día en que fui objeto del supuesto zamarreo me pidieron misericordia para poder salir en su hermandad, que la verdad, les quedó muy bien lo de pedir misericordia, hay que reconocerlo, así que me vi obligado a responder con un nivel alto, como debe responder un obispo: “Ya pasó el tiempo de la Misericordia, ahora llega el de la Justicia”, así, con mayúsculas, que aunque me esté acercando a algún pecado capital debo reconocerlo ya: me quedó total. Total, esa es la palabra. “Ya pasó el tiempo de la Misericordia, ahora llega el de la Justicia”… pufff, léase atronando… podría ser una cita del Antiguo Testamento, desde luego, pero también podría haberla dicho en un momento de lucidez Charles Bronson, de hecho no descarto que dijera algo parecido en Yo soy la Justicia, en la tercera o en la cuarta, que me quiere sonar, a ver si le echo un vistazo… Espero que lo que hay por mi parte les haya quedado claro a los cofrades implicados en este asunto, eh, que en vez de inventarme sobre la marcha una frase —vale, gloriosa, tengo que decirlo otra vez— podría haber citado Romanos 12:19 “Mía es la venganza…”, la de Yavé, y ahí ya, a ver…
Bueno, dejémoslo. Volvamos al tema. Yo, lo del Zamarreao, si sirve para atraer gente a la Iglesia, pues se le puede dar una pensada… o por lo menos la callada por respuesta y que el asunto se quede en manos de los responsables políticos de la ciudad, como un asunto del César (Marcos 12:17)…
Post data: Y el domingo, al pregón. Esto de ser obispo, la verdad es que a veces no está…
+ J. M.