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Ha llegado el momento de empezar un artículo con el consabido “pues se acabó la Semana Santa”.

Ha llegado el momento de empezar un artículo con el consabido “pues se acabó la Semana Santa”. Tras comprobar que nuestro querido Jorge Miró sigue un año más en su guerra contra la gente que utiliza estos días el carrito de bebé como ariete –por cierto, Jorge, la tarde del Viernes Santo un tipo "armado" de dicho útil rodante y parapetado tras su respectivo infante se quejaba de que la gente no le dejaba pasar para ver al Cristo… durante dos segundos, los que tardó en ponerse en primera fila-, bueno, tras comprobar que Jorge está en plena forma, decía, ha llegado el momento de repasar varios asuntos para ponerse al día.

Asunto uno: Lo del conductor de autobús. Qué cosa. Nadie acierta, yo creo que ni el cronista sacándolo ahora, casi una semana después. Viendo las imágenes del vídeo colgado en internet, está claro que el conductor no actúa bien y que nunca debió haberse empecinado en cruzar por el medio de la procesión. Ahora bien, cabe cuestionarse el orden que en ese momento lleva la procesión, que va completamente partida, con ese relajo "off Carrera Oficial" que se da a veces en las hermandades, en este caso la Clemencia. Decir que un autobús cruza por el medio de una procesión es una verdad a medias porque lo cierto es que son diez o doce las personas que se apartan o paran… pero que nunca debieron hacerlo, ya que con la maniobra del conductor ciertamente podía ocurrir cualquier cosa. Es evidente que se echa en falta la actuación de un policía que detenga al autobús… o que en vista de cómo va la procesión en ese momento articule medidas que le den seguridad al conductor durante los escasos segundos que va a tardar en cruzar (algo raro, sí, de acuerdo)... No había guardia, la maniobra se ha grabado, es un trabajador eventual que desarrolla una acción con un celo excesivo (y no ha sido el único caso estos días) y que seguro que tendría un horario… es un problema municipal. Desde estas líneas se propone que la Clemencia se aplique su nombre y se pide a la alcaldesa, Mamen Sánchez, que espere a que se sustancie el expediente abierto al trabajador antes de proponer medidas.

Asunto dos: La Policía Local. No había ningún policía cuando ocurrió este incidente y otros similares. No había huelga, claro, así que ¿por qué no estaban los primeros días en su sitio? ¿Decisión propia, cuadrantes, solo por lo de la ropa? El gobierno municipal debería investigar realmente lo ocurrido. Mientras, lo cierto es que se está cruzando una sutil línea: Si la Policía Local era un problema para el Ayuntamiento, ahora empieza a serlo para la ciudad.

Asunto tres: La chica. Hablo de la chica que se dirige en la madrugada del viernes al Cristo de la Buena Muerte, claro. He oído que se llama Alejandra y que vive… vive en Jerez. Yo la veo bien, ni siquiera tiene que apelar en su defensa a la libertad de expresión, porque su, digamos, alegato, se mantiene dentro de un mensaje respetuoso al Cristianismo, un tanto peculiar si se quiere, pero sin duda, respetuoso. Lo que viene después, lo del Ku-Klux-Klan, los pijitos de Jerez y los fachas se produce tras ser increpada por parte de la concurrencia ya que incluso se ve "valientemente" rodeada por cuatro o cinco mozalbetes… Sus palabras en ese momento no van hacia el paso de misterio ni hacia la hermandad (bueno, lo del Ku-Klux-Klan es discutible), es ya fruto de la discusión. Por cierto, una vez más, no me convence la actitud del agente de la Policía Local que va en su socorro, ya que va a retirarla como problema de orden público y que la cosa no pase a mayores (que vale, que bien, que las cosas a las seis de la mañana pueden ser tremendamente complicadas) pero en ningún caso se plantea indagar qué está ocurriendo…

Asunto cuatro: La República. Me doy una vuelta por el pequeño acto de la Alameda Vieja el sábado 15 de abril a mediodía. Hay unas cien personas, se lee algo de Rafael Alberti –es que no salimos de…- y se aboga por la III República disfrutando de un vinito. Al parecer el 14 de abril caía en Viernes Santo, por eso se pasó al sábado, no se fuera a molestar nadie. O a nadie. Por eso. Por eso éramos unas cien personas y el año que viene me da que serán unas 99…

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