Ángel Cardiel Ferrero, miembro de Podemos Jerez
Quien me conozca sabrá lo difícil que me resulta alinearme a una sigla, ondear una bandera o corear una consigna. Debe ser una cuestión de miedo a lo incoherente, a abanderarme públicamente de algo en lo que no creo al cien por cien. O quizás no sea nada de eso y sea simplemente una cuestión de cobardía.
Hace un tiempo me propuse detectar todas esos miedos e intentar hacerles frente. A veces no soy capaz, y caigo en la impertinencia del “sí, pero…”. Y ya se sabe que generalmente todo lo que viene antes de un “pero” carece de valor.
Al final te das cuenta de que no hay una representación fiel del ideal de sociedad en el que creo y por el que lucho por conseguir. Entonces decido relativizar, asumir ese riesgo a la incoherencia y quedarme con la raíz, con la sustancia, con la savia que da vida a las ramas.
Ahora he dado el paso al frente e involucrarme en Podemos, iniciativa ciudadana nacida del sustrato del 15-M. Lo he hecho por varios motivos. Uno de ellos es porque en cierto modo nace para superar los miedos que tuvimos en las asambleas y las plazas; el miedo a los líderes, el miedo a la estructura y el miedo a articularse como partido político. Se asumen los riesgos y trabajamos para enmendar errores del pasado.
También me ha llevado a hacerlo la necesidad de un empoderamiento popular que acabe con las políticas de austericidio que estamos sufriendo desde hace años. Muy poca es mi comunión con las políticas del Partido Popular. Han mermado, atacado, y agredido a absolutamente a todo en lo que creo; medio ambiente, cultura, educación, sanidad, libertad y derechos. Todo empaquetado con soberbia, corrupción, y en ocasiones con peligroso fascismo. No se libra el PSOE, que entre engaños, mentiras, cinismo, robo y apoyo a la casta se han cavado su propia tumba donde no tienen ninguna autoridad moral para hacer otra cosa que no sea desaparecer.
La necesidad es extrema. Y de nada me sirven esos crecimientos teóricos de la economía mientras sea a costa de la solidez del sistema de pensiones, mientras sea a base de trabajos donde se superan las cuarenta horas semanales y el salario no llega a las cuatro cifras o mientras sea en perjuicio de un mundo cada vez más contaminado y ensangrentado.
Y también me involucro porque creo que es una herramienta más, de las tantas que ha habido y de las que habrá. Hablamos de Podemos como el medio, no como el fin. Hoy es Podemos, ayer fue 15-M y mañana quién sabe dónde estaremos. Sea donde sea, intentaré estar del lado del cambio y hoy en Podemos tenemos la posibilidad de dar voz a todos esos movimientos que llevan años alzándola, para tener un pie en el parlamento europeo y mil en la calle.
Podemos está aún en construcción, y queda mucho por recorrer. Me ilusiona el hecho de que entre todos hemos detectado los errores que hemos cometido en nuestra corta vida. Me ilusiona el hecho de poder crear un programa electoral entre todas o de participar en unas primarias limpias, transparentes y abiertas. Y me ilusiona, por qué no decirlo, la esperanza de tener en Jerez un frente que aglutine las luchas sociales y que dé un golpetazo en la mesa de nuestra podrida y decadente ciudad.
En junio, sea cual sea el resultado electoral, tenemos una cita para marcar nuestra hoja de ruta en un proceso constituyente, y Podemos será lo que entre todos queramos ser. Ni más ni menos. Sin idearios cerrados, sin financiación de la banca, todo autogestionado, democrático e independiente.
Es hora de vencer nuestros miedos. De superar todo aquello que nos separa de la esencia; la búsqueda de una regeneración democrática y de una sociedad más justa. Que el miedo lo tengan otros.
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