Pescadores bajo un viaducto.
Pescadores bajo un viaducto. JOSÉ LUIS TIRADO

Si hay un colectivo menos estimado por los buenos ciudadanos que el de los abogados, ese es el de los pescadores de caña. Se antojan un incordio. De hecho, en términos sociológicos ¿qué función social cumplen los pescadores de caña? Les reto a encontrar una respuesta, si son capaces de pronunciar el término en griego clásico, ἀσπαλιευτής. Yo sigo intentándolo.

El arte de la pesca… ¡Ya quisieran ser artistas! Bueno, la técnica… ¡Tampoco, eso es una práctica del engaño! Lo dice Platón. Sí, sí, en El Sofista, que el pescador de caña es un tipo ruin incapaz de entrar a pelear con el pez de forma honrosa, es decir a puñetazos. En realidad Platón (427-347 a C) utilizaba al pescador de caña como coartada contra sus archienemigos, los sofistas. Estos eran exitosos maestros de retórica y de otros conocimientos prácticos, como Protágoras (485-411 a C), un demócrata muy próximo a Pericles. ¿Fue Protágoras aficionado a la aspalieútica? ver Un día de pesca en la bahía, de quien suscribe. Platón en el lado opuesto, fracasó en sus proyectos políticos y no fue tan solicitado por sus conciudadanos. De ahí quizás esa amargura suya. Antidemócrata y defensor de un Estado muy controlador, no quiso ni escuchar hablar de puertos, comercio y novedades (¿internet?). El verdadero conocimiento de las cosas se alcanza según Platón con la filosofía.

Aunque no sean muy estimados los pescadores de caña no deben preocuparnos hoy día: en el mar apenas quedan peces. Y todos sabemos que no es por culpa de esos jóvenes, jubilados o misántropos que acuden con sus humildes aparejos a los espigones o las playas. No he conocido ninguno que sea exitoso hombre o mujer en la vida de sociedad. Y no sé si meditan sobre el ser, la verdad y el logos, o si tienen siquiera el mal gusto de ponerse a pensar, aunque dado que pescar es como una sostenida meditación, antipódico de lo productivo, refugio y cura del introvertido, ritual de espera de nada, y muerte que poco a poco te recoge, parecen de los pocos ciudadanos que podrían filosofar. Pero el mar –como la filosofía platónica- no es habitable, y hay que volver tarde o temprano entre semejantes para hacerse un hogar.

‘El hombre es la medida de todas las cosas’ es de lo poco que se conoce escrito por Protágoras. Incluso ‘de las cosas que no son’ continua, como pudieran ser los mitos, o en caso moralista, el mal, que también tiene nuestra medida de hombres y mujeres del siglo XXI. Los sofistas son los realistas para quienes teorías e ideas deben ser bajadas al barro de los hechos y sometidas a prueba. Esta es la única forma de objetividad aceptable.

Pues eso que si en política, proteccionistas; en moral, puritanos; y en conocimiento, idealistas… ¿no seguimos siendo platónicos?

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