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Ha llegado la hora de buscar una nueva senda que sirva para tender puentes y no para abrir nuevas heridas, bajo el empeño de lograr una mayoría que propicie el cambio que necesita España.

En la nueva andadura que emprende España, con un Gobierno en funciones que bloquea de facto un gobierno progresista y reformista, me detengo en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso para reflexionar sobre el camino que los que nos dedicamos al noble ejercicio de la política debemos elegir.

La tarea no es fácil, pero en ningún caso España debe detener su rumbo hacia un escenario de aguas estancadas y menos aún de aguas turbulentas. Es el momento de dar pasos valientes como los que desde el pasado 20 de diciembre viene marcando con impronta firme Pedro Sánchez, ejerciendo la responsabilidad frente a la cobardía demostrada por Mariano Rajoy cuando a pesar de tener 123 diputados, rechazó el encargo que le había hecho el Rey para que formase Gobierno.

Con su actitud, Rajoy bloqueó el normal funcionamiento de las Instituciones y también el procedimiento previsto en la Constitución para la elección del Presidente de Gobierno. En este contexto el PSOE, un partido con 136 años de historia y con un incuestionable sentido de Estado, se encuentra en una posición central que pivota en torno al mandato que otorgaron legítimamente los ciudadanos: diálogo, consenso y acuerdo.

En este tiempo el PSOE ha sido capaz de sentarse a hablar con todas las fuerzas políticas comprometidas con el cambio a las que ha ofrecido un acuerdo que recoge lo esencial de nuestro programa. Ante esto, Ciudadanos ha aceptado el reto de sumarse para ofrecer a los españoles soluciones reales a los recortes en las libertades y derechos, al deterioro democrático del país y a la complicidad con la corrupción que ha mantenido Mariano Rajoy.

No obstante, tanto PP como Podemos han bloqueado la investidura de Pedro Sánchez, el único diputado que ha propuesto una solución centrada en poner fin al atasco político que vive España, obstinado como pocos en desterrar de una vez por todas la ira, el rencor, la rabia y las frivolidades que no conducen más que al ostracismo.

Ha llegado la hora de buscar una nueva senda que sirva para tender puentes y no para abrir nuevas heridas, bajo el empeño de lograr una mayoría que propicie el cambio que necesita España y poniendo siempre como bandera el bien común; lo contrario no se entendería.

Lejos de aminorar nuestro ímpetu, el PSOE va a seguir trabajando para lograr la mayoría que necesita nuestro país para tener con urgencia el Gobierno que merecen los españoles: un gobierno de cambio, progresista y reformista. Un viraje que enderece la situación de parálisis en que se halla nuestro país, porque es evidente que bajo el paraguas del programa de gobierno presentado caben todos.

El acuerdo de gobierno presentado por Pedro Sánchez, con doscientas medidas, contiene 140 que podrían haber tenido el apoyo de 200 escaños. Medidas para conseguir que 750.000 familias sin ningún recurso tengan un Ingreso Mínimo Vital; que 5 millones de trabajadores vuelvan a tener un convenio colectivo; que 4 millones de trabajadores con contratos temporales mejoren su situación; que un diputado o un senador pueda ser llamado a declarar e investigado por un juzgado de instrucción como cualquier otro ciudadano. Contra todo ello han votado en contra juntos el PP y Podemos.

Con todo, los socialistas seguiremos apostando por un gobierno de cambio. En primer lugar buscando un nuevo Gobierno de cambio que surja del acuerdo, que reuna en la misma mesa a partidos con diferentes sensibilidades ideológicas y en último término que cuente inevitablemente con el liderazgo del Partido Socialista Obrero Español. No es momento de redescubrir pasajes sin salida, ni vías de dirección prohibida por la inmensa mayoría de españoles. Frente a ello prefiero pasos valientes… y nunca pasos perdidos.

Miriam Alconchel Gonzaga

Diputada por Cádiz en el Congreso

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