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El 'babyrobot' evolucionará y será 'humanorobot' y, las sensaciones y sentimientos, pasarán a un segundo plano.

El hecho de que la sociedad en que vivimos nos hace mejorar profesionalmente, día tras día, es una realidad. Y si no, que se lo digan a los niños. Sí, a ellos, pues a pesar de ser los humanos con menos edad del planeta, en algunas ocasiones saben mucho más que los mayores o, al menos, los padres los obligan a que así sea.

Y es que esto de los padres modernos está convirtiendo a niños en máquinas del progreso, pero máquinas artificiales, porque en algunos casos ni se preguntan si al niño le interesa o no poner en práctica un determinado hobby. Son muchos los casos en que los hijos o hijas desarrollan la actividad que a los padres les hubiese gustado hacer y ser profesionalmente. Además, a esto le unimos el babyrobot. No es una expresión en sí, pero me parece adecuada para describir la situación de algunos bebés. Nacen ya estresados porque,  por ejemplo, ¿sabían que ahora hay clases de música donde les enseñan a poner en funcionamiento la coordinación a través de ir tocando instrumentos como el violín? Yo, a mis 23 años, con incultura musical total (por desgracia), solo sé dibujar la clave de sol.

Además, cuando termina la clase, asiste con alguno de los padres a natación para relajarse y poder dormir bien. Todo esto, teniendo en cuenta que ha tenido un día súper ajetreado, ya que su calendario quedaría así: ir a la guardería a las ocho de la mañana, el comedor a mediodía, clases de música y, por último, natación.  

Entiendo, y doy gracias a la vida por ello, que tanto mujeres como hombres trabajen y no puedan estar todo el día en casa para cuidar de sus hijos. También comprendo que los abuelos no son los segundos padres ni tengan que ejercer por segunda vez de ello. Sin embargo, no puedo evitar que me dé pena cómo la humanidad está esclavizada a tener horarios desde que nacemos.

Ah, otra cosa, padres modernos, no os sintáis orgullosos de que vuestro hijo pase horas con una Tablet o con un móvil desde que tiene escasos años de edad. “¿Has visto? Sabe mejor que yo”. Qué pena, que sepa mejor que tú. Qué pena que por no escucharlos y por quitarles las rabietas de una manera fácil, se les dé cualquier aparatito.

¿Dónde está la calle, la rayuela, el pilla-pilla, el escondite o el pollito inglés? El babyrobot evolucionará y será humanorobot y, las sensaciones y sentimientos, pasarán a un segundo plano. Vamos a dejar de regalar en cumpleaños y comuniones móviles, iPads y objetos del estilo. Vamos a dejar de hacer de una comunión una boda, donde el niño se regocije en regalos que le harán mirar una pantalla y, probablemente no disfrutará ni ese día.

Vamos a dejar de tomarnos las cosas tan a la tremenda  y ser un poco más naturales, que a lo mejor el niño luego dice ser ateo, budista o lo que sea. Vamos a dejar de gastarnos una millonada en el traje de la fiesta de fin de curso. Vamos a disfrutar de nuestros hijos, ver cómo aprenden a convivir y pararnos a escucharlos porque tienen mucho que decirnos.

Padres modernos, sois hijos de padres antiguos que no os querían menos por no tener un grupo de WhatsApp para ver qué deberes tienen que hacer los niños. Yo, soy también hija antigua de padres antiguos. Por eso, de buena tinta os digo que se vive muy bien pasando las horas en la calle, sin pantallas que nos ciegan. Se aprende mucho siendo libre a esas edades, donde el único horario o esquema que haya sea el de irse a la cama. Que los niños vuelen con la imaginación, aprendan a saber  qué quieren ser con nuestra ayuda, pero sin nuestra imposición. 

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