Franco, con altos jerarcas nazis, en una imagen del diario BILD de la época.
Franco, con altos jerarcas nazis, en una imagen del diario BILD de la época. WIKIMEDIA

A diferencia de lo que ocurre en Juego de Tronos, los caminantes blancos españoles sí tienen un origen conocido, en nuestro caso, son los herederos, como les gusta definirse, del franquismo, uno de los regímenes fascistas más crueles conocidos. 

Conviene al momento actual recordar que, allá por 1946, en San Francisco, Potsdam y Londres, los pueblos de las Naciones Unidas condenaron el régimen de Franco y decidieron que, mientras continuara, España no debía ser admitida en el seno de las Naciones Unidas. Así, la Asamblea General, en su resolución de 9 de febrero de 1946, recomendó a los Estados miembro que actuaran de acuerdo con el espíritu y la letra de la citada resolución. 

Las Naciones Unidas dieron al pueblo español seguridades de su simpatía constante y que cuando las circunstancias lo permitieran, España, sería admitida en su seno. Así reza en la Resolución 39, de 12 de diciembre de 1946. Es más, se calificó, literalmente, que, en origen, naturaleza, estructura y conducta general, el régimen de Franco tenía un carácter fascista, que contó con la ayuda de la Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini y que Franco ofreció soporte y apoyo, con los que conspiró para derrotar a los aliados. 

Sin embargo, las cosas no sucedieron conforme al solemne encargo, algunos países líderes y paladines de la democracia y los derechos humanos más bien apuntalaron a la sanguinaria dictadura y nueve años después, el 14 de diciembre de 1955, la España fascista de Franco ingresó en la ONU, que contó, igualmente, con la paradójica retirada del veto por parte de la URSS, siendo muy significativo el voto afirmativo de Francia.  Sesenta y ocho años después, la ONU sigue instando a España a eliminar la ley de amnistía y a ratificar la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad, e investigar lo ocurrido con los desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo. La respuesta la dio en octubre de 2022, el socialista Bolaños textualmente dijo: "Pasamos definitivamente página de la etapa más negra de nuestra historia, de la dictadura y de la guerra civil, y abrazamos y reivindicamos lo mejor de nuestra historia, a las personas que lucharon por la democracia, por la transición, por la Ley de Amnistía y por la Constitución".

Dirán las personas lectoras, a qué tanto dato histórico. Lo explico. En España hay opiniones, incluida la del candidato a presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que se refieren a nuestra democracia como plena y no, no será plena mientras siga vigente la Ley de Amnistía, cuya derogación también la exige el Consejo de Europa. Mientras, España, sí, es una democracia, pero imperfecta, ninguna democracia plena deja incólumes, muerto “el Otro”, a los caminantes blancos de una dictadura en instituciones vitales para el funcionamiento del Estado de Derecho y Democrático. Un ejemplo claro es el bloqueo a la renovación del CGPJ, otro signo de imperfección grave y vergonzosa de nuestra democracia que, si fuera plena, tal bloqueo no se habría producido.  

 La democracia se hace imperfecta, también, por la actuación de la derecha mediática, que ha secuestrado al buen periodismo, haciendo de la mentira noticia y en la que actúan falsos periodistas, policías y jueces tardo franquistas. Es lo que se conoce como la cloaca del estado. Es otro dato más que certifica que la democracia española no es plena. Una democracia plena no está al pairo de un monopolio mediático, que blanquea al fascismo, sino que establece reglas democráticas de equilibrio y desconcentración mediante el oportuno cuerpo legislativo. Sin periodismo libre e independiente, no hay democracia plena. 

Que la democracia sea imperfecta en España, así mismo, viene dado por la labor de zapa de la citada derecha mediática que, de momento, tiene como portavoz político al pinocho Núñez Feijóo, hoy en KO técnico por el grito espontáneo y coreado por centenares en la noche del 23J en pleno discurso frente al balcón de Génova: ¡AYUSO!, ¡AYUSO!, ¡AYUSO! La desautorización fue in situ y en tiempo real. 

Ha quedado evidenciado en las recientes elecciones generales, que la mayoría queremos más y mejor democracia, lo que incluye aceptar la plurinacionalidad española, donde Andalucía, como nacionalidad histórica, juega un papel principal, de equilibrio. El mensaje ha sido claro en este sentido y así lo refleja el aplastante respaldo a esa tesis dado a PSC + EN COMÚN PODEM (Sumar), ERC y JUNTS en Catalunya y al PSE + SUMAR, BILDU Y PNV en Euskadi que, por supuesto, debe configurarse dentro del cauce constitucional.

No hay espacio democrático para que un “Otro” lidere a los caminantes blancos. El único camino posible es hacia una democracia plena y eso solo será posible con la reedición del gobierno de coalición progresista, a cuyos integrantes se les ha dado un serio toque de atención, no solo al PSOE, también a Sumar, cuya estrategia electoral ha sido errática y desmotivadora por esconder y vetar fundamentales activos políticos de la coalición que hubieran movilizado más votos de la izquierda transformadora. De eso, es responsable directa Yolanda Díaz que justifica su error de estrategia de fondo en que Sumar solo tenía un mes de vida política, lo que evidencia que no se siente vinculada a buena parte de los logros de Unidas Podemos en el gobierno, del que ella ha formado parte y por el que se han conseguido importantes avances en derechos y reformas legislativas que han mejorado la calidad y nivel de vida de la mayoría de los españoles y haciendo frente a la oligarquía de las grandes empresas. España, si tiene alguna dependencia es de los valores democráticos y si tiene un compromiso, es para ser una democracia plena.

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