Otro 14 de abril

Sebastián Chilla.

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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¿Cuántos conciudadanos pueden decir hoy que votaron la actual Constitución y en qué circunstancias lo hicieron?

Este jueves vuelve a celebrarse en numerosas plazas de nuestro país la efeméride del 14 de abril, día en el que se proclamó la II República hace ya 85 años. Y otro año más lo haremos esperando una 'Tercera' que no llega. La Casa Real, inmersa en numerosos escándalos que desprestigiaron a la institución, consiguió en 2014 la proclamación de Felipe VI tras la abdicación de su padre sin ningún tipo de problemas, pese a las multitudinarias manifestaciones en busca de una consulta sobre el modelo de Estado. Sí, fuimos muchos a lo largo de toda España los que salimos a la calle aquella calurosa jornada de junio, pero nos ningunearon y el proceso continuó.

Hoy, la situación del Reino de España es complicada. Al deteriorado consenso constitucional logrado en 1978 se le suma el descrédito de la monarquía, la emergencia social y el desafío secesionista -que yo diría soberanista- de Cataluña. Frente a esta situación los partidos mayoritarios, que hacen gala de su particular constitucionalismo -PP, Ciudadanos y PSOE-, siguen aplicando las mismas recetas. ¿Cuándo van a tomar conciencia de que nuestro país necesita un nuevo proceso constituyente? Apelar regularmente a la constitución, como hacen estos partidos, y no plantear una nueva configuración de esta, no es precisamente un ejercicio de democracia. La constitución fue votada sólo por el 67 % de los españoles en 1978, aproximadamente unos 17 millones y medio de ciudadanos. Casi 40 años después, es necesario aprobar una nueva Carta Magna sin las reticencias con las que se elaboró y se votó la actual. Los menores de 59 años tenemos derecho a ratificar un nuevo texto constitucional adecuado a los tiempos que corren, bien distintos a los de la Transición, caracterizados por la inestabilidad política y la consiguiente inseguridad y miedo de la sociedad española. ¿Cuántos conciudadanos pueden decir hoy que votaron la actual Constitución y en qué circunstancias lo hicieron? Hay que reconocer que el pacto constitucional fue un logro que aunó a sensibilidades políticas heterogéneas con un único fin: conseguir consenso y estabilidad. Pero, ¿no estamos capacitados para buscar ese mismo consenso en las circunstancias que hoy nos acontecen?

La ciudadanía de nuestro país no puede seguir presenciando a diario cómo sus prestaciones sociales se ven disminuidas a costa también de la Carta Magna -véase la reforma del artículo 135 de nuestra Constitución que pactaron en secreto PP y PSOE en 2010- o cómo en el entorno de su Jefe de Estado se cuecen casos de corrupción y de dudosa moralidad fiscal. El grado de confianza que la ciudadanía deposita ante la monarquía es desde hace media década inferior al 5 sobre 10, según indican los datos del CIS. El descrédito fue tal que en el año que el Rey Juan Carlos abdicó en su hijo Felipe, la monarquía tenía una valoración de 3'72 sobre 10. ¿Qué sucede en nuestro país que, pese a esa valoración, nada ha cambiado en los últimos años? Precisamente, la elaboración de un nuevo proceso constituyente debe tratar esta cuestión ya que, como  he recalcado, la gran mayoría de la población no ha votado la Constitución y tampoco ha decidido con su voto la permanencia de una monarquía que fue elegida por el propio dictador como continuadora del régimen.

En esta misma línea, los republicanos debemos trabajar en torno a un nuevo modelo federal que, precisamente, solucione problemas como el sistema administrativo y representativo -Senado, Diputaciones, ley electoral, entre otros-  o la reconciliación entre todos los pueblos de España -como es el caso de la cuestión catalana-. Porque hay que recordar que hablar de Tercera República no es sólo echar a los Borbones de la Zarzuela -que también- sino ahondar en los valores cívicos y sociales que representa el republicanismo. Nadie es más que nadie. Por eso queremos que el Jefe de Estado sea elegido democráticamente por el conjunto de todos los españoles y que además debatamos y trabajemos en común el porvenir inmediato de nuestro país.

Además, no sólo es nuestro deber rescatar y devolver a la opinión pública su posicionamiento en cuanto a la disyuntiva República o Monarquía y el debate constituyente, sino que tenemos, lamentablemente, que seguir insistiendo para recuperar la memoria que nos robaron. En el segundo país con mayor número de desaparecidos tras Camboya -hecho continuamente denunciado por Naciones Unidas-, su Presidente del Gobierno no tiene claro que sea cierto que miles de familias no sepan donde están enterrados sus abuelos y tampoco cree que el ejecutivo "pueda hacer nada para remediarlo". Es nuestra tarea recordar una y otra vez los avances sociales y democráticos que trajo consigo la Segunda República y que se truncaron tras el golpe fascista del 18 de julio de 1936. La pedagogía es más necesaria que nunca. En ello están asociaciones como la Plataforma de la Memoria Democrática de Jerez que trabaja en contra de la complicidad que lleva consigo el olvido de nuestra historia. Precisamente es este colectivo el que nos convoca a un brindis por la República este jueves 14 de abril a las 21h en la puerta del Ayuntamiento. Allí, como demócrata, estaré. Por la regeneración cívica y democrática, por la puesta en valor de los principios republicanos. Salud y República.

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