Escenario en La Granja del pasado festival Extramuros.
Escenario en La Granja del pasado festival Extramuros.

Aunque el verano no termine hasta el 21, oficialmente el día 1 es cuando se tira la toalla de la playa. Excepto por una pequeña minoría que pilla vacaciones la primera quincena de septiembre aprovechando que es temporada baja, la llamada del deber toca la puerta de todo el mundo. Hay quién vuelve a la oficina, quien se prepara para volver al colegio, etc. Por ello los últimos días de agosto y los primeros de septiembre se suele intentar celebrar una despedida. Este año, sin embargo, el coronavirus ha hecho que este cambio de ciclo sea atípico.

En cierto modo, si el año nuevo celta estaba fechado según la cosecha de cereales, no sería una locura pensar que el año nuevo jerezano empieza con la vendimia. Encima está próxima a un equinoccio, más motivos aún. Pues bien, si el coronavirus se cargó el año nuevo chino, ¿por qué no el jerezano también? Al respecto, viví una escena de película. Según arranco el coche, se enciende la radio con la emisora local de la SER justo cuando estaban enumerando en el parte matinal todas las actividades de la fiesta de la vendimia que se cancelaban. Hay que asumir que nos quedamos sin catas y conciertos, otra no queda.

Aun así, este fin de semana ha estado lleno de pequeños momentos de gloria. El sábado nada paró la pisa de la uva, esta vez en la Alameda Vieja. En mi opinión, recibió una difusión pobre, quizá un hecho intencionado para evitar rebrotes. Yo no me enteré hasta que la vi en directo por redes. Luego a la noche, pasaba casualmente por el Villamarta y había una banda tocando en la plaza, pero no había público. Todavía no lo entiendo.

Mucho más difundido y con unas medidas de seguridad muy estrictas, ha salido adelante el Festival Extramuros, la reconversión del Festival Intramuros propuesto por, valga la redundancia, Adelante Jerez. Según estilos de música, había distintos conciertos simultáneos en diferentes puntos de la ciudad. No pude perderme el viernes el de Space Surimi, entre otras cosas, necesitaba ver que chistes haría el Cooper sobre el virus, el confinamiento y todas las medidas de seguridad. Fue un acierto utilizar mesas para garantizar la distancia lateral, y en la vida he visto guardias de seguridad más inflexibles.

Habiéndose bajado el telón de la fiesta, toca volver a la realidad de la vuelta al trabajo. El covid supone a su vez una dificultad añadida. Seguimos pendientes de los protocolos de la vuelta al colegio, pero ahora además deben verse todas las medidas de seguridad y estudiar la propagación del virus en los centros de trabajo. En el fondo me consuelo pensando que podría ser peor, ningún 1 de septiembre puede ser peor que el de 1939. ¿Se tomarían los nazis la invasión de Polonia como el inicio del curso?

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