Operación quedarse con la derecha.
Operación quedarse con la derecha.

Las elecciones alemanas no han terminado, como nunca terminan; nunca en ninguna parte, ya se encargan las encuestas de que las sociedades estén en permanente estado de elecciones. Si ayer domingo se hubieran celebrado las elecciones, según el barómetro político de La 2 alemana, zdf, los conservadores de la CDU, hubieran bajado casi un 5% más, la ultraderecha se hubiera quedado igual, el resto de los partidos hubieran conseguido más votos. Así vivimos, en este estado permanente de elecciones del que hablaba y que define que la política vive de la política, incluso sin hacer política. Porque hacer política es, en muchos casos, salir con el perfil bueno en la foto de los diarios.

Quizá por este motivo, quizá, Los [neo]Liberales del FDP han insistido en mantener sondeos conversatorios con la CDU conservadora para terminar diciendo que por los contenidos y el programa ellos quisieran una coalición conservadora-[neo]liberal a la que invitarían a Los Verdes, seguramente para darle color. Hay otra interpretación, algo más escondida y maquiavélica: la famosa batalla por la derecha, que algunos llaman el centro. Los [neo]Liberales ganadores no quieren dejar de aprovechar el viento de popa y presentarse como los que no hacen leña del árbol conservador caído, además de seguir ganando popularidad entre los electores conservadores, ya que por los contenidos podrían gobernar juntos. Esto es, ‘votantes conservadores, ahora que la CDU está en saldo no lo penséis más’, ‘¡venirse con nosotros!’. Al mismo tiempo, løs que leen menos periódicos, o menos del mismo periódico, no se han podido enterar de que el jefe de Los [neo]Liberales, y vicepresidente del Estado de NRW, el señor Stamp, ha acusado al partido conservador de Baviera, CSU, partido hermana de la CDU, de sabotaje contra la CDU. Una lindeza que se pierde entre los flujos de información y que muestra que varios de esos liberales sí están con el hacha de hacer leña en la mano.

Todo esto a mí me recuerda a Ciudadanos y el PP, con la diferencia esencial de que la ultraderechista AfD no está aquí en ningún gobierno, a pesar de lo que ocurrió en Thüringen y luego fue corregido por la Merkel y le costó el puesto a AKK, la presidenta de la CDU, actual ministra de Defensa, de todo lo cual salió Armin Laschet, el enterrador político de sí mismo y de la era Merkel. En España no funcionó, aquí sí, al menos parcialmente, y veremos los resultados finales.

El primer tema que ocupa a la sociedad alemana es la justicia social, todavía, y es el motivo por el que ha venido subiendo tanto la AfD y bajando la CDU. No se olvide, además, que en Baviera, el imperio legendario de la CSU se rompió ya en la últimas elecciones regionales y hay un Gobierno de coalición con los denominados “electores libres”, alguno de cuyos líderes no deja de protagonizar un escándalo hoy y otro mañana.

Hay una derecha para pobres y una derecha para los que ganan muy bien; las grandes fortunas se reparten entre esas dos derechas, seguramente. La derecha para pobres era la CDU (digamos el PP) y la derecha para los que ganan muy bien son los [neo[liberales, sean FDP o Ciudadanos. En Alemania, ese esquema se habría roto y lo muestra la debacle electoral. Los socialcristianos más rápidos se habrían largado al SPD y los más amargados a la AfD, un esquema parecido a lo ocurrido con el PP y con Vox.

La cuestión es, ahora, en Alemania, refundar la alianza conservadora CDU/CSU y ya hay varias propuestas. Neoliberalismo en carretas, que la igualdad no sea un derecho sino una posibilidad individualmente lograda, un patriotismo moderno, una Unión Europea para el norte y el sur, una política para el clima amiga de la industria, la tecnología y el ámbito internacional: una narrativa del futuro. Así lo explica el historiador Andreas Rödder, él mismo de la CDU, que habla de ganar el centro burgués de la sociedad, en una interesante entrevista de Ferdinand Otto para Die Zeit.

Las posibilidades que se abrieron cuando AKK dimitió y la señora Merkel se había despedido ya eran posibilidades de ultraneoliberalismo y de un conservadurismo más conservador. Desde hace varios lustros se habla de que la CDU/CSU hace política para los conservadores urbanos y no para los rurales, y por ello ha venido perdiendo fuerza e implantación. Una implantación que se había venido manteniendo, probablemente, porque la tradición, también la de votar conservador, es elemento esencial en el conservadurismo.

La justicia social, es la pregunta más importante en la sociedad alemana y también en la española. Si las izquierdas no dan una solución a la pobreza real, diaria, urbana y rural, cada día más severa, seguirá aumentando la polarización, el extremismo, la radicalización y el conflicto social será guerra social. Las izquierdas tienen la palabra, también para que las derechas no se echen al monte.

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