Nuestra última Navidad sin Trump

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

No obstante, Trump es algo más que un mero populista que dice aquello que cierta audiencia desea oír. Es un populista rico. Y como tal, lo suyo son los negocios.

Puestos a celebrar estas fechas, yo prefiero pensar que lo que celebro es el llamado solsticio de invierno. No es que tenga nada en contra de la Navidad, pero es que hace ya tiempo que se sabe que, de haber existido, Jesús de Nazaret habría nacido otro día del año distinto al 25 de diciembre, probablemente hacia finales de verano. En todo caso, como dijo aquel, si hay que celebrar, se celebra, y no seré yo el que me oponga a una celebración, que siempre será mejor que una confrontación, aunque esto hay quien no lo tiene muy claro. Después, que cada cual celebre en su fuero interno (o externo) lo que quiera.

No obstante, no quisiera dejar pasar un hecho que se confirmó ayer mismo. El próximo 20 de enero, a la vuelta de estas fechas, tomará posesión de su cargo y se convertirá en el 45° presidente de los Estados Unidos nuestro no bien ponderado Donald Trump. Lo que quiere decir que estas navidades son las últimas sin dicho personaje en la presidencia del país más poderoso del mundo. Si la cosa le va bien, lo tendremos en el puesto hasta después de las navidades del 2024. Pero, como ya comenté en Donald Trump y el fin del mundo, dada su amistad con Putin, no creo que el peligro de este hombre sea el de apretar el botón nuclear. No, el peligro es su imprevisibilidad sobre tantos temas sobre los que ha hablado y dicho cosas que, a veces indignan, a veces horrorizan, y la mayoría de la veces ambas cosas simultáneamente.

No obstante, Trump es algo más que un mero populista que dice aquello que cierta audiencia desea oír. Es un populista rico. Y como tal, lo suyo son los negocios. Así, ya hemos visto algunos detalles reveladores. Su hija Ivanka tuvo que disculparse por promocionar el brazalete de diez mil dólares de su línea de joyería, que lució durante la primera entrevista televisiva de su padre como presidente electo. A esto se le llama aprovechar la ocasión. Su actual esposa, Melania, ha registrado su nombre en Eslovenia, de donde es originaria, para que nadie pueda usarlo con fines comerciales, en vista de la proliferación de distintos productos que eran etiquetados con el mismo. A esto se le llama visión de futuro.

No obstante, Trump es algo más que un mero populista que dice aquello que cierta audiencia desea oír. Es un populista rico. Y como tal, lo suyo son los negocios 

En realidad, toda la campaña electoral fue una promoción de sus innumerables negocios, los cuales puso, además, al servicio de la misma, según publica la agencia Bloomberg. Trump ha anunciado que los dejará todos antes de asumir la presidencia, y los traspasará a sus dos hijos, Donald Jr y Eric. Incluso ha llegado a decir que no hablará con ellos de negocios. Son muchas las navidades que pasará la familia Trump reunida para cenar. ¿En ninguna de ellas van a hablar de negocios? A esto se le llama me voy, pero me quedo.

¿Quiere esto decir que Donald Trump se presentó a la elecciones a la presidencia de EEUU para hacer caja? Bueno, no creo que fuera así. El tamaño de su ego debe superar el de su fortuna personal, pero lo cierto es que pudo decirse a sí mismo algo tan nuestro como pues ya que estamos…

Después de todos los discursos chirriantes, xenófobos y misóginos que encandilaron a la depauperada clase media blanca estadounidense, solo queda decir que, a lo mejor, se equivocaron y votaron por un zorro, al cual han metido en el gallinero. Al final, y salvo algunos gestos de cara a la galería nada va a cambiar para ellos durante los próximos años. Al menos para mejor. Una nueva oligarquía sustituirá a la vieja y nada más. Los ricos continuarán siendo ricos, y los pobres, pues eso, pobres.

Mientras, una parte del mundo se desangra en guerras y atentados que obligan a desplazarse a millones de personas. Ya lo dije al comienzo: hay quien prefiere una confrontación antes que una celebración. En fin, feliz solsticio y próspero año nuevo. Disfrútenlo. Ya veremos el año que viene.

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