La Sevilla de José Luis Sanz dos años después

En el ecuador del mandato, la sensación parece la de que no ha sido capaz por el momento de solventar los problemas que el propio PP puso sobre la mesa en la campaña del 23. La limpieza o la vivienda, grandes retos de aquí a 2027

27 de mayo de 2025 a las 19:30h
El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz. Foto: MAURI BUHIGAS. Montaje: JORGE FRANCO.
El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz. Foto: MAURI BUHIGAS. Montaje: JORGE FRANCO.

El alcalde de Sevilla llegó al poder tranquilamente, con un buen margen respecto a los demás. Un margen que hasta hace unos meses no se ha transformado en la estabilidad que resultaría previsible en vista de los resultados del 28 de mayo de 2023. El PP le sacó 20.000 votos al PSOE. Y en los partidos a los laterales del arco ideológico, Vox le sacó 6.000 votos (y un concejal) a la coalición de Podemos e IU. 

Por eso, la legitimidad como alcalde para realizar los cambios que considerase en la ciudad José Luis Sanz era indudable. Pero un desencuentro con Vox que ha durado año y medio ha impedido hasta hace no mucho tener presupuestos. Eso ha bloqueado la ciudad como poco hasta junio de 2024, cuando al menos sacó unos en solitario, si bien con la trampa de aislarse más en el pleno. Hoy, finalmente, tiene las cuentas más grandes que ha tenido nunca la ciudad: 1.085 millones. A cambio, medidas que el PP inicialmente no quería poner en marcha, como la oficina antiaborto, pero que estaban en el programa y en las condiciones de Vox.

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Juan Bueno, peso pesado del gobierno local, en un pleno, junto al alcalde y al delegado Álvaro Pimentel.  MAURI BUHIGAS

Ahí sí ha empezado verdaderamente el mandato de José Luis Sanz. Y aunque se hable de muchas cosas, hay algunas que son urgentes si quiere revalidar su gobierno. Porque la sensación en la calle es que si llegó a la Alcaldía fue por su fuerte apuesta en campaña por el tema de la limpieza.

Los retos que el propio alcalde se puso en 2023

Sevilla no es una ciudad fácil, en ningún sentido. Pero mantenerla limpia es todo un reto. La ciudad es enorme, cerca de los 700.000 habitantes. Si se le suma al ciudadano del área metropolitana que acude con frecuencia a la capital, más el turista, más el estudiante que no está empadronado... Es prácticamente una ciudad de un millón de personas, de las cuales buena parte se sitúan entre el centro y los primeros barrios periféricos, de Los Remedios a Nervión y del Parlamento a Heliópolis. 

La limpieza tiene un componente psicológico. El ciudadano mantiene limpio lo que ve limpio y ensucia lo que ve sucio. Es un efecto multiplicador. Y ahora mismo Sevilla está en lo segundo. El que llega será un verano donde la reubicación de contenedores propiciará que haya bolsas de basura rebosando por fuera y generará olores inasumibles a 40 grados. Si se resuelve, habrá mucho ganado. Al menos hay un presupuesto ambicioso y menos limitaciones por sequía, así que el riego de calles debería funcionar.

Pero no es solo la limpieza. Sevilla tiene un reto mayúsculo al que se ha puesto cifra, superar los 700.000 habitantes. Para ello, necesita más vivienda. Eso no se soluciona de un día para otro, ni en los dos años de mandato. Falta una política seria respecto al turismo. Un mensaje al sevillano contundente que venga a decir que esto es lo que hay porque la ciudad necesita de esa industria, pero que verdaderamente se está trabajando para mejorar la convivencia. Es la respuesta que está dando la Junta cuando tiene ocasión de explicarlo.

Sin turismo no se entiende el problema de la vivienda. Hay empresas que quieren invertir y que lo acaban haciendo. Y sería injusto decir que solo es municipal el problema de la falta de obra nueva. Pero un modelo de ciudad que viene de mucho tiempo atrás no debe contentarse con que el sevillano se vaya a vivir a Camas o Alcalá de Guadaíra. Hace falta algo más.

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Una reunión de Vox con el gobierno local. MAURI BUHIGAS

Y en un tiempo en que hacen falta mensajes contundentes, en estos dos años hay ejemplos de sobra de que en esa comunicación no ha brillado el gobierno local. Ya el primer verano de mandato fue problemático aquello de reubicar en el calendario el Festival de Cine. Solo fue un anticipo de decir hoy A y mañana B. Se dijo que se aplazaba sin fecha clara y luego se impulsó tras las quejas del sector cultural. Por el camino se ha quedado Minerva Salas, que de ser al principio peso pesado ha quedado relegada.

Contradicciones hay en asuntos sensibles. Lo de cobrar entrada para la Plaza de España ha quedado en nada. La ampliación de la Feria arroja cada año cifras diferentes sobre cómo, cuándo y cuántas casetas. Van varios anuncios de revolucionarios arreglos de colegios. Lo de cobrar una tasa por las procesiones ha flotado porque el Ayuntamiento no ha dado un mensaje indudable.

El análisis podría ir mucho más allá respondiendo a las siguientes preguntas. ¿Es Sevilla hoy más segura? ¿Ha mejorado el tráfico o el transporte público? ¿Hay proyectos consistentes para el largo plazo? ¿Está Sevilla mejorando su imagen hacia el exterior? Son preguntas y respuestas complejas que, además, ni mucho menos corresponden en exclusiva al Ayuntamiento de Sevilla. Pero sí son preguntas que se hacía el Sanz de 2023. Tiene dos años más para que termine de arrancar la Sevilla que pretende. La diferencia es que ahora lo hace con un presupuesto en marcha tras el acuerdo con Vox.

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