'Navidiviembre'

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Aquí nos vemos todos, inmersos en esta vorágine de luz, calendarios de adviento y arbolitos falsos y chungos de navidad, extasiados por el aroma dulzón de los mazapanes, polvorones y galletas de jengibre.

Queda más de un mes, y ya estamos siendo bombardeados de continuo por los anuncios publicitarios en la tele. A todas horas, aunque principalmente en la tarde-noche, nuestros televisores vomitan perfúmenes, juguetes, tecnología para los que no son tontos, y otros de similar catadura.

Ya uno se mosquea cuando el pasado fin de semana, en cierta cadena privada aficionada a programar películas de alemanes de safari, de repente pudimos ver tres (sí, si, ¡tres!) películas seguidas de ambientación navideña, buenas intenciones y mejores finales, acordes más a lo que ha de venir dentro de unas cuantas semanas.

Para colmo de los colmos, incluso hace un par de días (en mitad de noviembre, insisto), ya se nos presenta el esperadísimo cortometraje (porque lo es, y quien sabe si alguna vez lo veremos nominado a los Goya) del Gordo de Navidad, que desde que abandonó al Calvo Soplón de la Suerte, se nos deja caer por el tobogán del sentimentalismo y lo lacrimógeno, buscando cambiar llantos y congojas de emoción por euros de aquí al señalado día del sorteo.

Por no hablar de la decoración de los centros comerciales y grandes almacenes, que lucen guirnalda, estrella y bolitas de color, desde el mes de octubre, no vaya a ser que se nos olvide que falta poco para el Año Nuevo.

Aquí nos vemos todos, inmersos en esta vorágine de luz, calendarios de adviento y arbolitos falsos y chungos de navidad, extasiados por el aroma dulzón de los mazapanes, polvorones y galletas de jengibre. Y mirando de reojo lo que nos ofertan de cara a los Reyes para el nene, para la señora, para papá y mamá, y jurando que este año sí, buscaremos los regalos con tiempo para no volver a llevarle al suegro por séptimo año consecutivo una corbata hortera, o un chándal de buena marca, aun sabiendo que el buen señor hace años que practica uno o ningún deporte.

No escarmentamos. Basta que el vecino o la amiga (o ambos) nos digan que hay oferta de juguetes en Carrefour, o de X-Box en Media Markt, para que nos lancemos a recorrer esos pasillos empujando el carro trapezoidal metálico, casi derrapando en las curvas para no quedarnos sin la correspondiente bicoca.

Un nuevo Navidiviembre en que gastaremos hasta lo que no tenemos con tal de tener a todos los nuestros contentos y, de paso, a la economía también.

Y ruéguenle a Dios que con el tiempo no se convierta en Navidoctubre…

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