Casado y Díaz Ayuso, en el entorno de Colón.
Casado y Díaz Ayuso, en el entorno de Colón.

La colonoscopia del sábado 13 de junio puede que haya sido la simbólica palada final en el interminable entierro de Ciudadanos. Eclipsados por las peleas cainitas entre fans de Casado y Abascal y la incontinencia verbal una Ayuso que ya condiciona hasta a la Corona a cuenta de los indultos, Ciudadanos pasó por Colón con más pena que gloria. El drama que empezó con el derrumbe en las elecciones nacionales de octubre de 2019 tuvo su clímax con la desaparición de Ciudadanos de la Asamblea de Madrid el 4 de mayo, devorados por el populismo castizo de Ayuso. Se convertían en otro partido desechable de la política nacional a pesar del especial cuidado y mimo mediático que se puso en el llamado “Podemos de derechas”, cuando un Régimen del 78 contra las cuerdas pedía desesperadamente la hora. El moho en las naranjas ha forzado su retirada del mostrador de la nueva política y los medios tienen que buscar un sustituto, porque a Podemos no le da la gana desaparecer ni después de que su líder prístino se corte la coleta. Algunos medios han optado por otro partido viejoven para relevar a Ciudadanos como muleta cosmética del sistema. La nueva apuesta por Más País, después de tremendo pinchazo de las nacionales, cuenta otra vez con su aseado y prometedor líder aseado para ser animado por las reinas de la mañana, los supuestos canales de izquierdas de las compañías de derechas o los late night cañís. Incluso ya puede ser portada de El Mundo sin ningún tipo de rubor aunque, a la vez, se hagan eco de la rumorología de las cloacas de su inverosímil afición a las artes marciales nocturnas.

El epitafio en prime time de Ciudadanos se produjo en el programa Salvados con una delicadeza exquisita, quizá guardando una bala que se pueda usar en el futuro. Nunca se sabe qué aguarda en las aguas turbulentas de la política española, ya infestadas de tiburones ultras. Gonzo se puso el traje de blanqueador que tan mal le sienta, y que estrenó en la vergonzante entrevista a Isabel Díaz Ayuso, para otorgar un homenaje agridulce al partido naranja. Otro publirreportaje, esta vez de la triste historia del partido destinado a liderar una nueva etapa de consensos y reformas, pero que termina en la senda de UPyD. El nuevo juguete roto de la política nacional será irremediablemente devorado entre el partido de la Gürtel y la ultraderecha cañí de V0x. El grupo Carolina Durante lo vaticinó en concierto. Todos sus amigos se llaman Cayetano, ahora votan a V0X, antes a Ciudadanos. Un final doloroso con todo el esfuerzo que se hizo en el grueso de los medios de comunicación españoles para hacer de Ciudadanos el partido sensato en un momento de convulsión de la política en el que había una organización política a la izquierda del PsoE con opciones reales de gobierno.

Ciudadanos se consiguió colar como algo nuevo y fresco, sin pasado ni ideología, aunque era un partido que cuando surgió el 15M ya llevaba funcionando seis años. Su encumbramiento fue meteórico desde espacios referentes para el progresismo español como Al Rojo Vivo o El Objetivo, a priori plataformas poco propicias para lanzar a un Albert Rivera que se codeaba en El Gato al Agua con Santiago Abascal entre halagos mutuos. En 2015 Albert Rivera pasó el supuesto trance de ser entrevistado por Ana Pastor sin sudar mucho. Al entonces líder de la formación naranja se le preguntó, en el momento más incómodo de la entrevista, por los problemas con Hacienda de Jordi Cañas. Se obviaron temas serios como la alianza de Ciudadanos con la extrema derecha de Libertas en las europeas de 2009, los 3 millones de euros facilitados por el millonario ultra Declan Ganley en 2005 o los lazos del partidos con tesis de eugenesia, manifestados públicamente por uno de los fundadores de Ciudadanos, Arcadi Espada, o en privado según las revelaciones al respecto analizadas por La Marea. Nada de los castings y pagos para acceder a una candidatura, nada de no querer personas mayores o con sobrepeso en sus listas. No se tocaron ninguno de estos asuntos complejos que podían comprometer la imagen de partido sensato que interpelaba a las masas.

Aupar a los rivales de Iglesias siempre ha estado latente en La Sexta. El otro referente televisivo para el votante progresista, Jordi Évole, tuvo en sus programas sucesos extraños con las personas que intervenían en sus programas sobre Podemos. Después del paso de Salvados por Ecuador con Iglesias en 2014, y las dos entrevistas con Rivera, se efectuó un encuentro de Iglesias con simpatizantes de Podemos en el programa de Salvados de marzo de 2017. Casualmente, todos simpatizantes eran seguidores de Errejón, al que denominaron “el cerebro de Podemos”. Una situación estadísticamente difícil cuando la corriente pablista es la que gana en Vistalegre II. Pero más extraña es la entrevista conjunta con Íñigo Errejón, todavía en Podemos, y Eduardo Madina, como parte del PSOE, en marzo de 2018. En esta sosegada entrevista, ambos políticos visitaban Villaverde y tomaban contacto con personas del barrio desilusionadas con los políticos de izquierda. Al inicio del diálogo, rodado en un bar, una de las personas desencantadas con la falta de entendimiento entre PSOE y Podemos que llevó al Gobierno otra vez a M.Rajoy entró abruptamente en la conversación y centró las culpas en Iglesias, tachándole de “muy radical” e inflexible. La intervención tuvo una tibia, más tarde nos explicamos por qué, defensa por parte de Íñigo Errejón. Esta anónima persona de Villaverde era en realidad un activo militante de la agrupación del PSOE de Getafe.

El partido elegido para llevar a cabo una nueva Transición que reactivase el sistema institucional español está teniendo un final tan fulgurante que se le están acumulando colaboradores a Risto Mejide en Todo es Mentira. Las naranjas pochas están encontrando acomodo en la reserva natural para expolíticos de las sobremesas de Cuatro. Después de manejar a ejemplares tan templados como Marcos de Quinto y Juan Carlos Girauta, el que llamaba gilipollas a los espectadores del programa, y del fichaje fallido del padre político de Alvise, Toni Cantó, la última incorporación ha sido Ignacio Aguado. Por supuesto no se le preguntará por el despido improcedente de su auxiliar después de casarse y comunicar que quería ser madre. Estas puertas giratorias para la nueva vieja política coexisten con la sobre representación de Más País la mayoría de los espacios políticos, aprovechando el tirón de las elecciones en Madrid. Capitaneado por Errejón, el desembarco mediático se completa con las habituales intervenciones de Tania Sánchez o Mónica García por los espacios de espectáculo político de Cuatro y La Sexta.

En estas apariciones de Más País no se va a preguntar por la escasa participación en sus primarias, apenas 1.112 votos en el proceso en el que se decidió que Rita Maestre liderara en la capital. Tampoco se va a exponer la falta de esos procesos de primarias en la candidatura para las elecciones a la Asamblea de Madrid del pasado 4 de mayo, escasa democracia interna que recibió la queja pública de sus juventudes. No se va a indagar en cómo el partido se ha resquebrajado en la capital, con la escisión de los cuatro ediles próximos a Carmena. Por supuesto no se va a visibilizar la fuerte polémica interna por el apoyo a la medalla de la exalcaldesa vendedora de vivienda pública a fondos buitre, Ana Botella. Y obviamente, no se va a airear la purga interna de los nueve vocales laminados por su oposición a dicha medalla. El partido está siendo cuidado como otra flor de invernadero que acabe de una vez con Podemos, con el recuerdo bien presente de que si se hubiera permitido el gobierno nacional del PsoE y Ciudadanos, la opción que Errejón defendía, no se hubieran firmado los indultos dan otras opciones al conflicto con Cataluña.

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