Miremos a Brasil y a las mujeres

. Una sociedad democrática solo puede funcionar si es activa políticamente, y quedaría tiempo para ver alguna serie

Seguidores de Bolsonaro, asaltando el Congreso de Brasil.
Seguidores de Bolsonaro, asaltando el Congreso de Brasil.

Asalto al Estado brasileño de los que a sí mismos se denominan amigos del orden: vándalos, gamberros, golpistas, bolsonaristas. Bolsonaro en la Florida, vecino de Trump, mientras sus acólitos arrancaban todos los retratos de todos los presidentes de la República Federal de Brasil excepto uno: el retrato de Bolsonaro. Alberto Fernández, presidente de la República Argentina, defendía la democracia brasileña y las derechas argentinas lo acusaban, a Alberto Fernández, de dar un golpe de Estado contra la Corte Suprema. Lo que el Gobierno federal junto a 11 gobernadores, de 24, ha iniciado un juicio político, perfectamente constitucional, contra el presidente de la Corte Suprema. ¿Puede ser un golpe contra la Corte un acto legítimo y constitucional? No, es un acto legítimo y legal. Un juicio político previsto en la Constitución y el Parlamento deberá decidir.

Grandes hechos, hechos históricos. Tres mujeres han sido asesinadas en España este domingo. 49 mujeres asesinadas en 2022. Dos de las mujeres asesinadas lo fueron en Andalucía. Más, Eva Aza, romancera del Carnaval gaditano es una de las mujeres asesinadas, en Cádiz. Curiosamente existe un nexo de unión entre derechas y machismo. Sí, porque las personas que dicen pertenecer a izquierdas y cultivan la cultura machista son de derechas: recordemos a Norberto Bobbio. Como las personas que cultivan la cultura neoliberal estén donde estén: sea en la socialdemocracia o donde sea.

Hay cafés muy molones en los que los camareros llevan delantales retro, vintage, y cuando se pide el café hay que pagarlo, sin recibirlo, y ya le llamarán a usted para que vaya a buscarlo. A muchos les da la risa, pero el Código de Comercio sigue diciendo que el dinero se entrega contra la mercancía, en un acto como mínimo simultáneo; cuando el acto no es simultáneo, el dinero se entrega al recibo de la mercancía. Existe el supuesto de tener que realizar la entrega de una señal, pero no del monto completo, para hacer el pedido de mercancías por encargo. Hay muchos cafés donde uno va, se sienta, pide al mozo cuando se acerca, recibe el café, se lo toma, conversa; cuando uno se va a marchar pide la cuenta, paga y se va.

Esta modernidad neoliberal, tan hipster, de recibir el dinero en primer lugar y me pongo a la labor, es cultura neoliberal. Cultura neoliberal que sigue insistiendo en pagar menos a las mujeres, porque las considera menos. Cuando a las mujeres se las considera menos pasa lo que ocurre: el desprecio a su trabajo, el desprecio a su calidad, el desprecio a su persona. En realidad todo empieza por el desprecio a su persona. Es el sistema Trump, el sistema Bolsonaro, el sistema neoliberal. Mujeres que votan neoliberalismo son mujeres que cultivan el desprecio contra sí mismas. Hombres que votan neoliberalismo, votan contra sí mismos y contra las mujeres.

Cualquier sociedad democrática es una sociedad basada en derechos y en obligaciones, por supuesto. Los neoliberales siempre se quejan de que haya quienes quieran tener derechos y los acusan de no desear las obligaciones. Pamplinas, mentiras. Toda sociedad, cualquiera que sea democrática, está basada en derechos y obligaciones. El primero de los derechos es el de la igualdad de trato: las mujeres no gozan del derecho a la igualdad de trato. Los asesinatos contra las mujeres son solo la punta del iceberg que es el inmenso padecimiento de la mujer en nuestras sociedades. El neoliberalismo es una ideología más contra las mujeres. Lo mismo Trump que Bolsonaro y otras derechas atacan los derechos de las mujeres al aborto y permiten o cultivan la llamada “cultura de la violación”.

Las miles y miles de personas bolsonaristas que atacaron este domingo a los tres poderes del Estado brasileño, atacan a todos y doblemente a las mujeres. La guerra cultural se está resolviendo con el lenguaje, presentando la mentira más evidente como una verdad atacada. Hablamos la misma lengua, pero no entendemos lo mismo, esta es la clave en un mundo donde todos quieren opinar y votan. Peor. En un mundo donde las élites políticas solo quieren que votemos y luego nos apartemos al sofá a ver series. Una sociedad democrática solo puede funcionar si es activa políticamente, y quedaría tiempo para ver alguna serie.

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído