Una paciente va al médico de Atención Primaria porque tiene una tos persistente que le impide dormir y descansar e influye notablemente en su trabajo, así como en su día a día.
La tos va acompañada de dolor de pecho y garganta pero el médico no la ausculta el pecho, no le ve las amígdalas. Vamos, no se mueve de su asiento. Eso sí, le receta antibióticos sin tener fiebre y sin saber si tiene infección.
La paciente, que llamaremos Sara, le solicita una analítica, a lo que el médico le pregunta que por qué.
Sara le responde que se encuentra débil y necesita saber los motivos, e insiste en que, además, hace más de un año que no se hace una analítica y desea saber cómo se encuentra.
El facultativo del Centro de Salud, con desgana y sin mirarla le dice: bueno, pues de sangre.
Sara, le pregunta: ¿ y de orina para tener más información? -No, no hace falta.
Sin embargo, como he comentado más arriba, le receta antibióticos y unas pastillas para la tos sin hacer ningún movimiento para conocer, tener más datos, sobre esa tos persistente desde hace un mes, unida al dolor de garganta que lleva desde hace tiempo sufriendo.
Vamos a ponernos en lo peor y que esa paciente tenga un cáncer y no se detecta a tiempo. Esto puede suceder y lo han padecido otros pacientes en tiempo de pandemia, y lamentablemente han fallecido.
¿Recuerdan? La hermana de la fallecida lo contó a la prensa. Esto ocurrió con el virus de la Covid-19 en lo alto y por la negligencia médica, que le daban otra solución distinta a sus dolencias al final, por una metástasis, desgraciadamente, murió.
No quiero decir con esto que a Sara le vaya ocurrir algo semejante, pero... será mejor prevenir que curar.
O mejor dicho ser profesionales.
Ahora señoras y señores el covid está diagnosticado como una gripe, a no ser que sea grave.
A qué tanto miedo por acercarse a una paciente bien protegido con sus mascarillas adecuadas, si al salir de la consulta médicos/as de esta Atención Primaria salen a la calle, se mezclan con otros ciudadanos, van a la cafetería a compartir un cafelito con gente alrededor (sin mascarilla). Y esa misma persona, que antes no se acercó a la paciente para interesarse por sus dolencias, tampoco la llevará puesta.
También, posiblemente irá al gimnasio, a jugar al pádel o al fútbol.
Se acercará a comprar al supermercado, estará en la cola, irá de copas, al restaurante, viajará.... en fin, lo que hacemos cada individuo en nuestras vidas privadas, y todo esto sin mascarillas.
Entonces a qué viene tanto miedo y precaución cuando se trata de atender a un paciente enfermo que lleva un mes con síntomas y ningún médico del SAS la ve en condiciones para tratarla adecuadamente.
Esta es la sanidad pública del Partido Popular y sus escasos medios para la Atención Primaria, que en lugar de reforzar despiden.
Pero lo que también necesitamos son facultativos profesionales, que de verdad se preocupen por los pacientes y hagan bien su trabajo.
No estoy metiendo a todos en el mismo saco, como se hace con los políticos, pero que hay casos y hechos como éstos y otros más graves, es una realidad.
Por cierto tengo un amigo que lleva casi un año esperando que lo operen de la rodilla y aún sin cita. Ustedes juzguen.
Ah, por cierto, Sara ya tiene cita cogida para un médico en la privada.
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