El pasado fin de semana salieron a la calle en Cuenca (54.000 habitantes la capital, 200.000 toda la provincia, es decir, menos que Jerez en solitario) miles de personas para defender el regreso del tren convencional para ir tanto a Madrid como a Valencia, las dos grandes urbes de las que se encuentra a mitad de camino.
Dicho tren ha sido sustituido por la alta velocidad y, al parecer, se ha reforzado el servicio de autobuses con ambas ciudades, pero el tren, digamos, normal, ha desaparecido. Así que o a pagar por llegar antes –al parecer todo el mundo en estos tiempos tiene que tener prisa- o a echarse a la carretera, no hay otra y no parece que vaya a haberla pese a, ya digo, la opinión de miles de personas que quieren que vuelva ‘su’ tren. Renfe es ciertamente una empresa, pero también es pública, así que en último término la supresión de este tren no deja de tener connotaciones políticas. A todos los partidos, al Gobierno, por centrar el tema, se le llena la boca en defensa de la llamada España vaciada pero, a la hora de la verdad, estas son las decisiones que se toman; las que se han tomado y se siguen tomando. Y al fin y al cabo aquí hay alternativa —de hecho, habrá quien la prefiera y piense que ese tren (que he tomado varias veces, por cierto) era lento y se había quedado obsoleto— pero cuantas líneas se han ido suprimiendo en provincias poco pobladas en las últimas décadas aduciendo únicamente que no son rentables, sin tener en cuenta lo que ha significado el tren para la vertebración de las pequeñas ciudades y su entorno…
Viene esta introducción a cuento del servicio que presta Renfe a la provincia de Cádiz que, con tres conexiones diarias directas a Madrid, no acaba de recuperar lo que podríamos llamar la normalidad pre pandémica. Es verdad que puedes ampliar horarios enganchando AVE en Sevilla o Córdoba, pero a ver, y sin entrar a hablar de precios, como que no mola andar por ahí con las maletas y el estrés del transbordo, la verdad.
Y tres conexiones que, en realidad, son más bien dos y media. El tren de la mañana que antes se podía coger plácidamente a las 8:50 horas en Jerez se ha adelantado como a las 7 y 10… así que si en Jerez es a esa hora en Cádiz solo puede ser (ni me molesto en mirar en la web) sobre las 6:30 horas, que ya me dirán, realmente casi más que el primer tren de la mañana es el último de la noche. Y a la vuelta igual, creo que el primero sale a las 7:05 de Atocha. ¿A qué hora, como no vivas —un poner— junto al Ministerio de Agricultura o te alojes en el hotel Mediodía, te tienes que levantar en Madrid para ir con tiempo, que siempre hay que ir con tiempo, para coger este tren?
Si no eres madrugador —o trasnochador, por seguir la broma— ya a esperar hasta casi la una de la tarde (hablo de Jerez y de la ida a Madrid). Ese es el auténtico problema, aunque también es verdad que con ese horario el viajero crápula, la viajera noctívaga, puede renunciar en su regreso a la última noche de hotel y ‘darlo todo’ en una revisión libre y personal de eso que se da en llamar tren-hotel: adentro y a roncar cuatro horas después de estar toda la noche por ahí.
Pero volvamos al tema. Este cambio de horario se vendió por parte de Renfe —recuerdo haber leído la nota— como un avance, como compromiso con la provincia y tal, que si te permitía estar en Madrid a las once de la mañana, que si puedes acudir a cualquier reunión que tengas, que si aprovechas todo el día. Miren, yo no sé si es cosa de la edad provecta hacia la que se encamina este cronista, pero creo que no me hace falta nadie que me diga cómo aprovechar toooodo el día, pero a no ser que tengas casa propia o vayas de regreso, no sé qué va a hacer a partir de ahora el de la recepción del hotel con el viajero de Cádiz, en un sector además en el que cada vez se entregan las habitaciones más tarde. Dentro de poco se programarán para estos viajeros mini visitas de mediodía al Prado, al Reina Sofía o al Metropolitano, por ejemplo, porque, al final, un par de horitas más colgado que otra cosa removiendo un café con leche en el bar de al lado del hotel no te las va a quitar nadie en lo que te dan la habitación. Y es posible que sí, que en efecto, haya quien aproveche y llegue a una reunión a media mañana, pero el que más, la que menos, estaba satisfecho llegando a su casa o a su hotel sobre la una y pico pensando en una ducha rápida y a tomar el aperitivo antes de comer. Así de sencillo.
Desconozco el grado de ocupación del primero de la mañana, pero la propia Renfe da pistas al respecto: suele ser más barato que las otras conexiones. El tren para la gente con prisa, con mucho que hacer, pensado para los ejecutivos y sus reuniones habitualmente es más barato que el del mediodía y el de la tarde, lo que, siguiendo la política ‘capitalista’ de Renfe, solo puede significar una cosa: es más barato porque tiene menos demanda. Ya ven: en definitiva, de hecho, dos servicios y medio, como hemos puesto más arriba. ¿Volveremos a ver cuatro y hasta cinco conexiones como ha llegado a haber puntualmente en temporada alta y así disponer de más y mejor servicio en general? Pues esperemos que sí. La conexión con Barcelona ha mejorado, por ejemplo, no hay ningún problema en reconocerlo. En cualquier caso, no parece este ser un tema que preocupe en exceso a nuestros políticos. No sé en Cádiz, desde luego en Jerez no sé de ninguna iniciativa, propuesta, ruego o pregunta preocupándose por la conexión ferroviaria de la provincia con Madrid, cuando en los maratonianos pleno municipales de Jerez solo falta que se debata si ‘Motomami’ es un gran disco de pop o un bodrio supino…
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