Ahora resulta que la obra del Arroyo en Jerez de la Fra no está recepcionada. Es lo que tiene. Es una obra que programa la Junta, lo hace con dinero europeo y la dirige el Ayuntamiento, que además es el que la adjudica. Pues bien, va ahora la Junta, manda una revisión técnica con la obra aparentemente terminada, y dice que esta no es mi obra, que esto no era así, que me la han cambiado… que falta verde, vaya. El Ayuntamiento dice que no, que las cosas son y eran así desde el principio… y ahí siguen, que la Junta así no recepciona, en el argot político tan del gusto de los sufridos periodistas. “La obra así no se puede recepcionar”, que diría la gran Lola en este su año y en su ciudad...
Este cronista no sabe quién lleva razón, la verdad; ahora, que al resultado final le falta verde se da cuenta cualquiera, y desde hace meses, no hace falta que haya venido en enero un inspector de la Junta a decirlo. Se echa en falta verde en la plaza del Arroyo, en los laterales de la calle, en el ensanche frente al centro de salud… pero vaya, de cajón. De lejos, no hay ni el que había, que tampoco era mucho.
Una vez más, lo que no se explica es qué hay que andar discutiendo, que manía de los políticos de andar dándoles vueltas a todo. Como venía a decir el otro día un ciudadano en internet opinando sobre este tema, pues que miren a ver cuántos alcorques estaban previstos en el proyecto, cuenten los que hay… y ya, no hay mucho más que hablar.
Pero insisto: estuviera prevista en el proyecto más zona verde… o no, y resulta que ha sido ahora al ver el resultado ‘in situ’ cuando alguien de la Junta ha caído en su ausencia, lo cierto es que faltar, falta zona verde, así de simple. En estas mismas líneas hace meses ya que bromeamos con lo inhóspito que va a ser subir dicha cuesta un 15 de agosto a mediodía, antes de comprobar que con el frío y la lluvia el resultado de la obra tampoco funciona, un auténtico erial para el viandante.
Eso sí, aquí se percibe un estilo, o estilito, a elegir. Dentro de veinte o treinta años, cuando se pase revista a las actuaciones públicas llevadas a cabo en el centro de Jerez de la Fra estos años, es evidente que se analizará como tal la ‘disciplina’ impuesta en el eje Belén-Arroyo-José Luis Díez por la alcaldesa, Mamen Sánchez, o, profundizando, por su delegado de Urbanismo, José Antonio Díaz. “Gris Mamen” o “Severidad Díaz” son dos posibles nombres para este estilito adusto, áspero, cementero y desagradable que se ha impuesto durante estos ocho años de mandato, aunque hay que recordar que tampoco es una novedad, que dicho estilo (vale, estilito) ya era una tendencia mucho antes en Jerez de la Fra, como lo demuestra, por ejemplo, la primera idea que salió tras la remodelación de la plaza del Arenal, luego corregida con más parterres y arbolado.
En efecto, a este cronista y vecino de la zona no le gusta el resultado de la obra, pero tampoco le gusta la crítica por la crítica que viene escuchando. Es cierto que a lo mejor hay que afinar el tiempo de espera de los nuevos semáforos, pero no hay que perder de vista que se trata de un espacio en el que el peatón tiene ahora prioridad absoluta y que si se forman ‘trenecitos’ de coches pues a lo mejor es que es lo que se pretende… otra cosa es la ‘bolsa’ de aparcamiento que, debido precisamente a la dejadez municipal y a la creatividad innata de los jerezanos –y las jerezanas, por supuesto- se está produciendo frente al centro de salud, aparcamiento favorecido por la plataforma única y la vocación de ir a urgencias cada vez que alguien tose, le duele la garganta o incluso ‘el lao’, que hay gente a la que le duele ‘el lao’.
Volviendo al tema de la falta de zonas verdes, a mitad de camino de la realidad y la broma, podemos decir que tal vez se trate de una decisión pensada y tomada de manera consciente por parte del propio José Antonio Díaz, en función de futuras necesidades de ‘terrazeo’ que puedan plantearse en los nuevos espacios ganados al coche (y al peatón amable). Después de conseguir que Jerez de la Fra haya alcanzado un nuevo hito al establecerse que en vez de hablar de bares con terraza se hable de terraza con bar, es posible que Díaz haya encontrado un nuevo nicho de mercado para seguir adelante con su política de ‘terrazear’ todo lo habido y por haber en el centro, una doctrina para la que una zona verde en el fondo (y en la forma) no es más que un espacio baldío y desaprovechado para, si no es ahora ya lo será en el futuro, contar con una terraza a modo de dotación, a falta de otras dotaciones municipales para una zona cada vez más dejada de la mano de… de las Administraciones, digamos, de las Administraciones.
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