Una nueva (e inusitada) sala de actos en pleno centro de Jerez

Gran éxito –de crítica y público, como se suele decir– del ciclo de conferencias sobre la plaza de abastos y el comercio tradicional de la ciudad programado por el Ayuntamiento

Al fondo, la delegada Nela García, a punto de presentar una conferencia de Manuel Romero.
08 de noviembre de 2025 a las 08:00h

Jerez cuenta desde hace cosa de unas semanas con una nueva sala de conferencias. Se trata de una sala convertible, multiusos... y de alguna manera, también, una sala secreta. Por allí han pasado Manuel Romero Bejarano, David Caramazana y Jesús Caballero Ragel para hablar de distintas cuestiones relacionadas con los productos con los que tradicionalmente se comerciaba en Jerez, de la red de mercados y alhóndigas que tuvo en el pasado y, por supuesto, la edificación de la actual plaza de abastos municipal, de la que se cumplen 140 años.

Nos estamos refiriendo, claro está, a la conmemoración de esta efeméride organizada por el gobierno municipal, esos 140 años, que oye, que está muy bien, pero que no sabemos qué van a dejar para cuando se cumplan, no sé, 150 años, que esa sí es una cifra redonda.

En cualquier caso, el ciclo de conferencias –este cronista ha podido asistir (parcialmente, es verdad, cuestión de horarios) a dos de las tres conferencias y da fe– ha sido todo un éxito. Al principio, hubo algunas dudas sobre la idoneidad de la 'sala' elegida para las conferencias, algo que quedó inmediatamente resuelto con el éxito de público que tuvo la primera. Es verdad, eh, que este cronista, allí presente, escuchó un par de voces (par aquí se utiliza en el sentido literal, dos, no en el figurado) que pensaban que tal vez el acto debería haberse desarrollado en otro espacio e incluso escuchó que podría haber sido perfectamente la Sala Compañía. Pero no, amigas y amigos, el sitio elegido es exactamente el que tenía que ser. Correcto y bien. Tanto que es una pena que lo mismo vayan a pasar años hasta que el gobierno municipal de turno vuelva a programar allí un ciclo de conferencias. Es lo que tiene cuando las cosas se hacen en espacios que han sido inicialmente pensados para otros usos, pero claro, a nadie le extraña desde hace varias décadas ir a un concierto de música a un campo de fútbol, así que...

Hemos utilizado la palabra 'secreta' para referirnos a esta sala de conferencias, en un uso excesivo del término. Son decenas las personas que estarían en el ajo de dicho secreto, con lo cual es tontería empecinarse en el uso de la palabra. Además, la sala "de alguna manera secreta" elegida para celebrar el 140 aniversario de la plaza de abastos no ha sido otra, hay que decirlo ya, que la propia plaza de abastos. Como suena. Los días de conferencia se ha habilitado uno de los pasillos de puestos, fuera de horario (créanme, por muy por supuesto que parezca este último aspecto, a veces en los artículos hay que decirlo todo) y se ha conseguido un espacio muy cuqui. Y todo de quita y pon exprés. Ya decimos que es una pena que, probablemente, no se use en un futuro este pequeño hallazgo mediatizado por la efeméride de la plaza... todo un acierto, por qué no decirlo, de la delegada de Comercio, Nela García, y su equipo.

A modo de coda: como broma para iniciados, este cronista ha vuelto a utilizar en estas líneas de manera profusa la palabra 'secreta', como hizo hace unos días en un artículo en el que hablaba de la existencia de una 'librería secreta' en el centro de Jerez. Les voy a decir una cosa, por supuesto que no hay una librería secreta como tal. Y por supuesto también que hay alguien que se hizo con un importante volumen de libros y los está vendiendo en un local con entrada directa desde la calle (importante detalle: personalmente no hubiera utilizado nunca el concepto 'librería secreta' para hablar, digamos, de un sexto B), y lo hace de manera selecta, con cita previa, entre su círculo de amigos, los amigos de sus amigos y los amigos de estos últimos. A partir de ahí, llamen al tema como quieran. Eso sí, investiguen un poco, sobre todo los que estén interesados en la literatura, los que solo querían ir a hacerse una foto para el Insta –en modo hola, estoy en una librería secreta... y tú no– pueden seguir captando interesantísimas imágenes de sus pies en la playa, que hace muy bueno... Ah, y todo, todo, está en el artículo.