He leído en varios sitios de internet que las patrullas vecinales van a volver al barrio de San Mateo después del despiporre de la madrugada del jueves al viernes y el barrunto de los vecinos de que tienen por delante un verano muy muy largo, como los de hace años. Digo que me he enterado por internet del regreso de esta iniciativa, no del motivo, porque del motivo me enteré perfectamente esa misma noche, de primera mano… es lo que tiene vivir en una zona que, por ejemplo, se desaconseja desde la presidencia de Asunico.
Parece, no obstante, que ya se ha producido una rápida respuesta municipal al problema. En un vídeo de Viva Jerez he visto que la alcaldesa quiere sentar en ‘mesas del ruido’ a los vecinos afectados y los propietarios de locales de ocio nocturno, aunque lo que ocurre en el centro histórico, sobre todo esa noche, la del jueves al viernes, poco tiene que ver con lo que pasa en otras zonas del centro con problemas, como la archifamosa San Pablo.
En el caso que nos interesa en estas líneas el ruido no se genera por las terrazas de los locales —aunque en la zona hay un gran ‘local’— si no por el ‘previo’ que se marca la muchachada que sale de su casa con la intención de ir a ‘el local’ (y decimos ‘intención’ porque según vaya la noche, el botellón —ha tardado en salir la palabra mágica en este artículo— se puede convertir en ‘finalista’, es decir, hay gente que realmente no acaba yendo a ningún sitio salvo al que ocupa en la calles y plazas mientras se ‘cuece’ alegremente con los colegas o incluso va de una plaza a otra, si deciden que hay todo un mundo que ver y descubrir).
Por eso, el Ayuntamiento y la Policía Local tienen mucho que decir y hacer en este tema concreto porque, además de las molestias que se ocasionan a los vecinos, se deteriora el patrimonio de la ciudad, ya que edificios de valor histórico-artístico frecuentemente son objeto de micciones y emesis de la impetuosa chavalería, que no todo el problema es el ruido. Por eso creo que la convocatoria de ‘mesas del ruido’ es una iniciativa que se queda corta y que para abordar el problema de forma integral, como les gusta decir a los políticos, habría que crear, por ejemplo, una ‘mesa complementaria de la micción y la emesis’ (la ‘mesa sostenible’, centrada en el reciclado de vidrio y plástico queda para otro día).
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