Como el diálogo que ha abierto Pedro Sánchez con Quim Torra. En dos planos paralelos. Así es la relación –casi siempre por la vía de los hechos o anuncios de hechos— que el gobierno municipal mantiene con los vecinos del centro histórico. Uno, el president, habla de autodeterminación, y el otro, el presidente, de reformas para la reconciliación; aquí el gobierno municipal sigue erre que erre con cosas que no demandan los vecinos, cosas que van desde la peatonalización de la plaza Vargas (previsiblemente cargándose el empedrado, del poco que está en buen estado) o la conversión de la plaza Belén en Glastonbury o Coachella. Es como si a un enfermo de pulmonía el médico se empeñase en recetarle pastillas Juanola. Igual.
Mientras los vecinos quieren reformas reales, un plan integral para una zona que lleva 40 años deteriorándose, que se produzca una auténtica regeneración, el gobierno sigue adelante con medidas puramente cosméticas, como es la propia peatonalización de Vargas o el anuncio de actuaciones para Carnaval de importantes agrupaciones gaditanas en Belén (que muy bien, que por qué no, pero…). Se trata de una falsa dinamización –perdón por el uso de esta palabra tan querida por políticos y periodistas—, de un espejismo creado por las multitudes que acuden en Navidad o en Semana Santa a reclamar su parte de la fiesta, ahora con visos de extenderse al Carnaval, además de distintas citas puntuales como el festival Intramuros (que también podría ir próximamente a la plaza Belén, auténtico vórtice de la gestión socialista) o el llenazo en bares y restaurantes los sábados de solecito antes de que llegue ‘la caló’ y, eso sí, solo en zonas ‘no profundas’ del centro.
Mientras, en el barrio crece y crece el run-run de que tras la marcha de la comisaría de la Policía Nacional próximamente podría hacerlo el servicio de urgencias del centro de salud de San Dionisio, lo que, como ya hemos dicho en estas líneas, significaría apuntalar el concepto del centro vacío de contenido, del centro como barriada, monumental si se quiere, pero barriada del suroeste de Jerez. De hecho, da la sensación de que el gobierno municipal y el SAS están jugando una partida de póker con el tema de las urgencias: el primero que pestañee pierde. Todo indica que el SAS está esperando la menor disculpa para llevárselas y esa oportunidad puede ser la próxima reurbanización —léase semipeatonalización— de la zona, que al parecer (a este cronista se le escapa) dificultaría la operatividad del servicio.
De hecho, de este tema hace tiempo que no se habla, probablemente porque dicha reurbanización para la zona incluye la plaza de la Asunción una vez que concluyan las obras del hotel de González Byass (por cierto, ni El Escorial, por su duración, digo) y para qué calentar un tema que ahora mismo no se va a abordar. Es decir, hasta que González Byass no acabe el hotel no habrá novedades por parte municipal, otra cosa es que el SAS al final no espere a ver qué pasa y decida llevarse las urgencias al centro de salud de la zona Sur que, por capacidad, está infrautilizado.
Bien… por lo pronto la asociación de vecinos del centro histórico ha convocado concentraciones de protesta a partir del sábado próximo (día 15, a las doce del mediodía) en la plaza Vargas a fin de que se mantenga el adoquinado. Por los adoquines han empezado muchas cosas…
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