Homicidio, magnicidio, suicidio, parricidio, genocidio... palabras todas con definiciones perfectas por parte de la Real Academia Española de la Lengua (RAE). ¿Pero qué hay de arboricidio? Pues sí, amigas y amigos, pues también. Una vez más la sociedad –y la prensa– marcharon por delante de nuestros próceres, pero la RAE estuvo rauda y veloz, tal y como acostumbra.
Marca ACME se posiciona, por cierto, ligeramente a favor de la RAE en la lucha a muerte con el Instituto Cervantes que se ha desatado, entre otras cosas porque es una institución que no se duerme en los laureles ni va por ahí pidiendo una revisión 'wokista' de El Quijote. Tras esta acotación, debemos decir que la institución que, ya saben, 'limpia, fija y da esplendor', en su afán por correr, por coger al vuelo el signo de los tiempos, ha tenido también sus pasadas. Allá van unos cuantos ejemplos, caso de 'españolizaciones' como 'güisqui' y 'coñá' (por cognac...la revisión de esta palabra francesa y solo francesa, vista desde la tierra del brandy resulta especialmente grave) y siguió haciéndolo –cometer pasadas– con términos como vapear (como si todo el mundo fuera a asumir de un día para otro este nuevo hábito); bluyin (por vaqueros, con lo bien que queda en muchos países decir y escribir solo jeans); o amigovio-a, un híbrido que puede que funcione en la América hispana, pero es evidente que 'follamigo-a' –que vale, no es un término lo que se dice fino–, sin duda es más la manera española de contemplar el 'derecho a roce' entre amistades...
Pero volviendo al tema de la denuncia de actitudes, digamos, arboricidas, tampoco tardó en responder. Cuando en la sociedad, en la prensa, comenzó a funcionar el término 'arboricidio' (aquí la comilla francesa es solo para acotar el término, antes era para que quedara claro que por el momento no existía como tal) la RAE cogió al 'vuelo' un término que solo podía ser ganador. Arboricidio: "tala injustificada de árboles". Fácil. La RAE aquí, como se dice ahora, la ha dejado botando.
Estos días en Madrid están también con un arboricido, que es algo que está generalizado, pero claro, a nosotros nos interesa lo que ocurre en Jerez de la Fra. la muy noble, muy leal y desde esta semana un poco menos arbolada, con el supuesto arboricidio cometido por el gobierno municipal en la calle Santo Domingo, tras la tala de unos 60 árboles. Un momento, la RAE lo deja claro: si es arboricidio o no, radica en si dicha tala es injustificada. Así de taxativo, no hay más. Esa es la clave para hablar con propiedad de arboricidio. Por supuesto, para el Ayuntamiento no cabe hablar de arboricidio ya que se trataría de ejemplares enfermos, además de una especie que crea problemas en el acerado, al que frecuentemente termina levantando, lo que a su vez genera nuevos problemas a los peatones en general y no digamos ya a las personas con problemas de movilidad. Por supuesto, para el PSOE lo que se ha cometido en Santo Domingo es un arboricidio, ya que estiman que había otras soluciones.
El caso es que el portavoz socialista José Antonio Díaz, que es quien está fiscalizando la acusación de arboricida contra Jaime Espinar, el concejal del PP del gremio, tiene a sus espaldas también distintas acusaciones de arboricidio, que ocho años en el gobierno municipal dan para mucho. Sin mirar lo que antes se llamaba hemeroteca, a este cronista le vienen a la cabeza dos presuntos casos, uno en plaza Salvador Allende y otro relacionado con el carril bici (hoy, de facto, patín carril), en los que la tala sospechosa se justificó, como es habitual, apelando a la enfermedad de los ejemplares que acabaron de abono o en la chimenea.
Pues veremos a ver la evolución de este asunto las próximas semanas ya en el debate político –tanto por lo hecho como por lo hacer: la idoneidad de la especie reponedora: más naranjos–, porque realmente es muy fuerte ver cómo se ha quedado la calle... y nos despedimos en clave gramatical recordando que 'arboricidio', sí; 'arbolicidio', no.


