Octubre de 2022: El delegado de Urbanismo de una ciudad mediana del sur de Europa, a la sazón José Antonio Díaz, anuncia que el municipio (que éste no es precisamente mediano, este sí es de los más grandes de España o del Estado español, a elegir) acogerá a medio plazo del orden de cuarenta plantas fotovoltaicas o huertos solares, también a elegir. Licencias tramitadas, licencias en trámite, anuncios de nuevos proyectos… total, cuarenta huertos, uno arriba o abajo. Díaz, un tipo duro, que puede con todo, bragado en el asfalto e incluso con reiteradas acusaciones de arboricida en su gestión, manifiesta sin embargo su perplejidad por todo este, digamos, empuje solar, no sabemos si por el exceso que, objetivamente, se le presupone a esta cifra, o por el hecho, nada desdeñable, de que todo esto se tramita por la Junta de Andalucía o Sevilla (nuevamente a elegir), a la sazón en manos de otro partido, y que desde el ayuntamiento de dicha mediana ciudad del sur de Europa, salvo aplicar lo recogido en el PGOU municipal vigente, poco más se puede hacer al respecto.
En un MARCA ACME de hace escasamente unos días se bromeaba con la posibilidad de que Jerez de la Fra –vamos a dar ya nombre a esa ciudad mediana- alcanzase próximamente su independencia energética, o algo así, con los doce proyectos que estarían en funcionamiento en unos pocos años. Pero hete aquí que lo de doce se ha multiplicado. Díaz o algún otro u otra teniente de alcaldesa debe tener un primo, una cuñada o similar en la Junta que le ha comunicado extraoficialmente (que esas son las informaciones buenas) que de doce nada, que hay del orden de otros veintiocho expedientes que se están tramitando o se empezará a hacerlo en breve…
A partir de ahí, que el conspicuo lector, la ágil lectora, extraigan las consecuencias que estimen más oportunas. ¿Son muchos huertos solares o, usando términos litúrgicos, sencillamente son los justos y necesarios? ¿Si Jerez tiene cuarenta significa que se está haciendo un reparto equitativo de la energía del futuro, es decir, que Lebrija –un poner, sin entrar en matemáticas- tendrá ocho y Sanlúcar doce… o por lo que sea, porque está de moda o así o porque alguien tiene que cubrir el cupo de Cádiz-Cádiz y esta ciudad mediana se lleva la palma? ¿Más allá de algunos impuestos, tasas y, por supuesto, ‘magníficas’ vistas, esto genera dinero para Jerez de la Fra? Son temas, salvo la broma de Cádiz-Cádiz, para empezar a hablar…
Octubre de 2032: La nueva campiña surgida a lo largo de la última década hizo que todo Jerez de la Fra sufriese una transformación radical. La proliferación de huertos solares –hay más de sesenta dispersos por todo el término municipal, incluso han puesto uno simbólico (por lo pequeño, porque funcionar, funciona) en la plaza del Arenal, donde años antes había una estatua de un militar que gobernó en España (aquí no se puede elegir) hace más de un siglo- ha hecho que los jerezanos modificaran por completo sus hábitos. En Jerez ahora todo es solar. Hablando de la campiña… por ejemplo, las tradicionales ventas han sido sustituidas por ‘ventas solares’, una atracción que tiene un tirón importante tanto entre los nativos como en público llegado ex profeso desde el norte o… desde Conil, que tanto da, ‘oyes’. De hecho, el concepto es un poco parecido al de los ‘txokos’ vascos. Las ‘ventas solares’ básicamente consisten en unas placas (solares, claro) debidamente acondicionadas para este nuevo uso –sin dejar en ningún momento de producir energía-, en las que los clientes se hacen su propio condumio como si de una plancha de las de antes se tratara… qué rico el pescado a la plancha solar, por favor… por cierto, están techadas tipo ‘sombrajo’ porque en Jerez hace años que no hace frío y dejó de llover, lo que se dice llover, pero eso da para otro artículo…
Las costumbres y fiestas también han cambiado. Ahora se rinde culto al Sol, claro, lo que ha hecho que la Semana Santa sufra algunos pequeños cambios. Lo mismo ocurre con la Feria del Sol, una oportunidad tras la decadencia que se venía observando desde hacía diez o quince años, cuando los síntomas de que la otrora refulgente –imposible resistirse al uso de esta palabra- Feria del Caballo se convertía por momentos en la Verbena del Jamelgo no pudieron taparse por más tiempo.
Por cierto, desde hace cinco años, el uso de gafas de sol ultraprotectoras es obligatorio en toda la campiña de Jerez de la Fra (solo durante el día, eso sí): en cuanto se pone un pie fuera del casco urbano hay que ponérselas sí o sí, debido precisamente al fulgor de las placas solares que rodean la ciudad. ¡Ah, qué razón tenía González Byass y su visionario eslogan “sol de Andalucía embotellado”!
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