El gobierno municipal de Jerez está llevando a cabo una labor notable en un aspecto que, en principio, no figuraba en su programa electoral, como es la recuperación de distintos bienes municipales que andaban por ahí dispersos, cuando no directamente perdidos. El Ayuntamiento de ‘la muy noble, muy leal y un tanto descentralizada’ ciudad de Jerez de la Fra ha encontrado una importante manera de llenar los aburridos veranos de los medios de comunicación más allá de la paralizante ola de calor (y la no menos paralizante ola de incendios, por lo que significa), con eso de andar mirando en sus almacenes e instalaciones a la búsqueda de cosas, útiles e incluso artefactos, todos ellos perdidos, abandonados o simplemente despistados en algún momento.
Lo último en aparecer han sido las farolas de estilo modernista que había en la plaza (también conocida como alameda) del Banco. Las farolas se encuentran en un estado bastante razonable y mejor que van a estar en las próximas semanas, según ha dado a conocer el segundo teniente de alcaldesa, Jaime Espinar, que ha dejado claro que la intención municipal es la de devolver estas farolas a su sitio, de donde nunca debieron ser removidas.
Estas farolas que, en efecto, son muy chulas, hacen que por un momento haya perdido actualidad (vale, solo en parte) todo lo que acontece en Jerez con la Inmaculada, con la mega estatua que el gobierno municipal quiere poner en el sitio para el que se pensó y se pagó este magno (por volumen) monumento, que no es otro que la plaza del Arroyo. Aunque el propio gobierno municipal ha reducido la pretensión de altura del obelisco sobre el que se iba a alzar, que hacía que, entre unas y otras cosas -la imagen de la Virgen más el pie se iban a unos quince metros o así- sigue teniendo enfrente a una parte importante de la opinión pública, con recogida de firmas incluida por parte del Manifiesto Defendamos la Plaza del Arroyo y el Palacio del Marqués de Bertemati, edificio barroco del siglo XVIII de gran valor arquitectónico en el que, paradojas de la vida, hoy en día está el Obispado. Este tema, incluso, podría judicializarse por parte del PSOE.
En realidad, el gobierno municipal debería animarse y este mes complicado que siempre es agosto, hacer una especie de batidas ciudadanas en busca de algunas de las piezas que con el tiempo (y un poquito de despiste y desgana) se han ‘ido perdiendo’ en Jerez de la Fra.
Por supuesto, no hay ni que decir cuál sería la auténtica pieza de ‘caza mayor’ que se propondría a los ciudadanos dispuestos a participar en esta especie de yinkana: el Pendón de la Ciudad… y cuando hablamos de pendón de la ciudad no hablamos de un pendón desorejado, no, hablamos de una reliquia de casi 700 años de antigüedad. Sí, queridas lectoras foráneas, estimados extraños que, probablemente no lo sepáis, pero el pendón de la ciudad, que estaba en muy mal estado, desapareció el año 2010… o al menos se le echó en falta dicho año, que ya vaya usted a saber. No queremos seguir por este camino, pero todo hay que decirlo: la hipótesis principal es que terminara en la basura cual trapajo, pero no a la manera como lo pidió Gustave Flaubert –“están tan manchadas (las banderas) de barro y sangre que deberían desaparecer de una vez”–, afirmación del escritor francés que este cronista comparte los días en que se levanta con un punto ácrata, por supuesto, sino que alguien nada idealista pensó una mañana, simplemente, que qué coño hace aquí esta mierda. Y a la basura. Sin un mínimo de ceremonia ni nada.
Pero claro… ¿y si todo esto, lo de lanzamiento a la basura orgánica del Pendón, fuera una leyenda? ¿Quién nos dice que no está en algún almacén remoto, no sé, de Infraestructuras? Haría bien el gobierno municipal en hacer un último intento por su recuperación, aunque se trate de una operación de éxito incierto. Tampoco se contaba con la Inmaculada (bueno, ya ven que muchos tampoco cuentan con ella) ni con las farolas modernistas, pero el verano tiene estas cosas…