Igual que hace quince o veinte años

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Dos veraneantes en Jerez. FOTO: JUAN CARLOS TORO.
Dos veraneantes en Jerez. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

Jerez es uno de los destinos más baratos en verano, según datos aportados por el buscador Kayak. ¿Eso es bueno? ¿Malo? Hummm… lo que está claro es que es. Es lo que es. Jerez se ha convertido en los últimos años doce, quince años, en un destino de verano. Es un hecho tangible que la apuesta del sector turístico –en su día, incluso con apoyo municipal- por el verano se ha convertido en una realidad en Jerez.

A estas alturas, siquiera hace falta preguntar los datos de ocupación hotelera entre el 15 de junio y el 15 de septiembre, con darse un paseo por las terrazas del centro al atardecer es suficiente, sobre todo si recuerda el erial en que antes se convertía la ciudad durante el período estival. Fue a mediados de la década pasada cuando el concepto de ‘vender’ Jerez como segunda línea de playa cuajó definitivamente, sobre todo teniendo en cuenta que en la Bahía, por los motivos que sea, hay pocos grandes hoteles, como los que hay en Jerez. A muchos madrileños –un poner- conducir diez o veinte kilómetros para ir a la playa no les supone nada respecto a su rutina habitual y optan por alojarse en Jerez, haciendo una jornada tipo que pasa por echar el día fuera (playa o visitas), ratito vespertino de piscina, ducha y salida a tapear algo…

Jerez se ha convertido en los últimos años doce, quince años, en un destino de verano.

Otro síntoma constatable: hay establecimientos que cierran ahora porque les interesa más que hacerlo en julio y agosto. Otro más: algunos refuerzan plantilla, al menos con ‘correturnos’ para cubrir periodos vacacionales de compañeros. Y el último: muchos hoteles de Jerez ya no aceptan estos meses la contratación de días sueltos y se comportan como los hoteles de costa, pidiendo estancia mínima… Igualito que hace quince o veinte años.

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