El gobierno municipal de Jerez se muestra partidario del indulto a Pedro Pacheco y así se lo ha hecho saber a la Audiencia Provincial. Es un paso importante, cabe suponer, aunque la Fiscalía por ahora se muestra en contra (que huelga decir que también debe tener su importancia). Todos los medios de comunicación destacan que el indulto pondría fin a la inhabilitación para cargo público (teniendo en cuenta el número de años que le cayó, se puede decir que de por vida) a que fue condenado además de a prisión y los efectos políticos que de esa medida dimanan, e inciden menos en el resarcimiento personal que, sin duda, acompañaría a una medida de este tipo tras todo lo vivido. Y aquí entramos en lo mollar del asunto. ¿Estaría dispuesto Pedro Pacheco a volver a primera línea de la política municipal después de todo el desgaste personal y todo el sufrimiento que, sin duda, debió suponer su encarcelamiento? A este cronista le cuesta creerlo, pero Pacheco, sencillamente, es una persona que no entiende vivir sin la política y contra eso poco o ningún argumento se puede oponer, tal vez solo el familiar, pero eso ya es materia de cada uno…
Aunque hace tiempo que Pacheco y yo no hablamos ‘lo que viene siendo’ en persona, sí cruzamos con relativa frecuencia mensajes de WhatsApp. Hablamos mucho más de libros que de política (si es que ambos temas se pueden disociar con la llaneza con la que acabo de hacerlo… reitero que para Pacheco todo es política), intercambiamos opiniones sobre lecturas, más sobre libros de temas sociales o periodismo que sobre novelas. Por ejemplo, para que el lector se haga una idea, últimamente le he recomendado No digas nada, del periodista del New Yorker Patrick Radden, sobre el conflicto del Ulster; o País Nómada, el gran (de grande) reportaje del Jessica Bruder en el que se basa la peli; mientras él me ha recomendado a mí Las Brigadas Internacionales, del periodista Giles Tremlett o recientemente El hijo del chófer, de Jordi Amat, que no sé si lo más apropiado es calificarla de novela de no ficción, si es que eso es posible…
No creo desvelar nada de índole privada si digo que hace unos meses sí hablamos más o menos de política cuando le comenté, también por escrito, que me había llegado del ‘entorno’ –el suyo— que al parecer estaba interesado en promover una fundación, lo que en mundo anglosajón se llama un think tank, un laboratorio de ideas, una plataforma… algo más relacionado, por lo que me dijeron, con promover pensamiento y debate de ideas sobre la ciudad y la provincia que en volver a primera línea política en Jerez. Hablamos por encima del asunto y me dijo que dentro de unos meses me enteraría… así que ahora, con esa perspectiva, entiendo que, sea lo que sea, hace tiempo que tiene la decisión tomada o, dicho de otra forma y probablemente en función de cómo vaya el tema del indulto, tiene establecida una lista de prioridades.
Por cierto, ¿se puede hacer un artículo desde el desconocimiento? Si el desconocimiento es una premisa, desde luego: aquí está. Desconozco, en definitiva, si Pacheco tiene pensado —si se revierte la inhabilitación y le es posible legalmente— volver a ser candidato a la Alcaldía de Jerez o, en realidad, por lo que al tema político se refiere, está divirtiéndose con el suspense y solo pretende opinar e influir en la política local a través de un think tank adoptando un papel, digamos, de reina madre o similar, repartiendo aplausos y admoniciones. O al final lo que quiere es quedarse en su casa, hablar de política con los amigos mientras se echa unas risas y disfruta de un buen vino, que también.
Armar una candidatura, defenderla, buscar la gente apropiada tanto tiempo después… personalmente me parece un auténtico L’Alpe d’Huez con todo lo que ha vivido Pacheco en los últimos años. Que qué ganas. Pero estamos hablando de Pacheco…
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