Gente de zambomba: ciencia ficción

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Zambomba en Santiago, en una imagen de archivo. FOTO: SHARON FROST.
Zambomba en Santiago, en una imagen de archivo. FOTO: SHARON FROST.

Esa mañana se levantó decidido a convertirse en escritor. Llevaba tiempo dándole vueltas… y sí, definitivamente, se iba a hacer escritor. No un escritor cualquiera, iba a ser un escritor de ciencia ficción. Siempre le habían gustado mucho Asimov, Bradbury o Wells. Inmediatamente se puso a darle al magín mientras miraba por la ventana en busca de inspiración. ¿Viajes interespaciales? Nada, muy visto. ¿Androides rebeldes? No, tampoco. ¿Y una buena invasión de extraterrestres? Hummm. ¿Máquinas del tiempo, hombres menguantes, hombres invisibles, viajes por el torrente sanguíneo, avatares, entradas y salidas de la cuarta dimensión, apocalipsis varias? Nada, que no, todo muy visto. Una y otra vez desechaba todo lo que le pasaba por la cabeza sin llegar a escribir nada en el portátil, que seguía cerrado encima de la mesa.

Mientras seguía mirando por la ventana, despistado, viendo pasar a la gente y a los coches, de repente comenzó a sonar por la megafonía navideña ‘Su carita divina’. El futuro escritor de ciencia ficción sonrió para sus adentros. Ya tenía tema. Cerró la ventana, abrió el portátil y comenzó a escribir. “Érase una vez una ciudad, Jerez de la Frontera, que tenía un villancico fetiche. Todo el mundo esperaba a que llegara el mes de diciembre para cantarlo alegremente. Pero ese año, al llegar esas fechas, todos los visitantes que acudían a visitar la ciudad para vivir sus zambombas preguntaban sorprendidos a los jerezanos ¿qué pasa que este año no cantáis la Carita Divina’? Todo el mundo de la ciudad se encogía de hombros. ¿Que no cantamos qué?, decían. De repente todo el mundo parecía haber olvidado ese villancico y…”.

Sonrió divertido. No sabía si ceñirse exclusivamente a la Carita Divina o darle también un escarmiento a ‘Calle de San Francisco’…

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