En busca de Caballero Bonald

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

En torno a la memoria de Caballero Bonald
En torno a la memoria de Caballero Bonald

Conocí a José Manuel Caballero Bonald de una manera que calificaríamos de francamente extraña. Fue hace casi treinta años, el verano de 1991, cuando en compañía de alguien de quién les hablaré dentro de unas líneas salí de Jerez en su búsqueda, como si fuéramos un remedo pequeñito de Los detectives salvajes (la inolvidable novela de Roberto Bolaño) en pos de Cesárea Tinajero. Una mañana de ese verano, dos jóvenes periodistas, Juanpe y yo, partimos en busca de Caballero Bonald… y desgraciadamente lo encontramos.

Juanpe era redactor jefe del principal medio de comunicación de la ciudad y yo algo así como el último mono de la misma redacción. Juanpe y yo habíamos salido de copas una noche. Una más. Él es como seis o siete años mayor que yo, pero hicimos buenas migas, entre otras cosas porque teníamos un mínimo común denominador: a los dos nos gustaba salir. Hace treinta años en Jerez había periodistas que salían casi todas las noches… a ver, que tampoco es que Jerez fuera una fiesta, parafraseando esta vez a Hemingway, pero las redacciones estaban simplemente llenas de gente joven con ganas de calle.

Bien… ahí estábamos Juanpe y yo una noche más cuando a la hora de la recogida –había sido una jornada dura, podían ser perfectamente las siete de la mañana- mi redactor jefe, al fin y al cabo, propuso ir a Sanlúcar a buscar a José Manuel Caballero Bonald para entrevistarlo, o más bien para concertar una futura entrevista, ya que Juanpe quería hacer algo especial, como pasar unas horas de charla con el escritor remontando el Guadalquivir en su barco… o en un barco, no sé. Total, que salimos hacia Sanlúcar. No sé si las condiciones en las que nos encontrábamos eran las más indicadas, supongo que no… el caso es que cogimos el coche y llegamos a Sanlúcar ya totalmente de día.

Para hacer tiempo desayunamos copiosamente, eso sí, en un bar que ya estaba abierto, un desayuno de café, tostada con embutido y copita de oloroso para poner colofón a tan importante pitanza. Por fin eran más de las nueve cuando fuimos, ya andando, a unas señas aproximadas –ja, ja… cómo pueden unas señas ser aproximadas- que tenía Juanpe. Llegamos al sitio, un bloque de pisos, y una señora nos dijo que hacía tiempo que Caballero Bonald no vivía allí en las temporadas que pasaba en Sanlúcar y que creía que ahora, cuando bajaba de Madrid, vivía por la Jara. Fuimos para allá, otra vez en el coche, y después de dar varias vueltas, casi por casualidad, dimos con la casa en la que vivía Caballero Bonald. De hecho, le vimos porque estaba tranquilamente a la sombra en el jardín de su casa leyendo. Le dijimos quienes éramos –repare el lector en que eran como las once de la mañana y aquí nadie ha hablado todavía de irse a dormir- y que queríamos hacerle una entrevista remontando el río Guadalquivir en su barquito. No sé qué pensaría de nosotros. Nada bueno. O sí.

Ahí enfrente tenía a dos tipos que evidentemente venían de empalme, ligeramente somnolientos, ligeramente cocidos, así que seguro que el escritor tenía un punto de prevención. Tras quince o veinte minutos de charla, acordamos vagamente una entrevista que, huelga decirlo, nunca llegó a celebrarse. Caballero Bonald nos dio el sí del perrito de peluche en un coche, algo parecido a la razón de los tontos -supongo, todo es ligeramente borroso en mi memoria- y aquello acabó con el típico cuando queráis, cuando quiera. En un momento dado nos dijo que estaba a punto de tomarse una manzanilla, que si gustábamos. Nos miramos Juanpe y yo y decidimos que por hoy -es decir, por ayer y por hoy- ya estaba bien y que era hora de ir tirando para Jerez.

Así que nos despedimos del escritor, al que supongo una ligera mueca de incredulidad mientras nos decía adiós, y cogimos la carretera para Jerez con el sol en todo lo alto. Cuando nos vimos al día siguiente en la redacción ni Juanpe ni yo hicimos mención alguna a lo de la entrevista, aunque me consta que tiempo después alguien la hizo…

CODA: Vi varias veces más a Caballero Bonald en estos treinta años. Le vi una vez en Jerez en un asunto relacionado con su fundación y me resultó curioso que todos los políticos le llamaran Pepe y le trataran de tú, como si fueran con él de cañas (de manzanilla). Le vi otra vez en la zona de palcos de las carreras de caballos de Sanlúcar con Toto Barbadillo (al que, por cierto, sí entrevisté en su día): todo lo relativo a ese momento forma parte del secreto profesional. Por cierto, hace cosa de un mes releí En la casa del padre… qué cosas.

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