Es cierto que en Jerez, en el centro, en los últimos años están floreciendo nuevas y distintas iniciativas turísticas, pero se trata de iniciativas a las que podríamos referirnos como de ‘onda corta’: una casa solariega que se transforma en cuatro o cinco estudios o apartamentos, un piso antiguo (y grande) para el mismo uso, algún loft… solo la Casa Palacio María Luisa se puede definir propiamente como una gran inversión. Cuando se pasa de las seis a las siete cifras (qué decir de las ocho), empiezan los peros. Hay dos ejemplos de manual: el palacete ‘listo’ para uso hotelero en plaza Asunción y el edificio de la plaza Esteve que acogió en su día al IARA y distintas dependencias de la Consejería de Agricultura y del propio Ayuntamiento, titular del mismo.
Debido a la absoluta e inevitable transparencia que acompaña al intento de venta de este edificio –por ahora fallido- sus datos pueden servir de paradigma para establecer por donde se mueve el sector. Si hubiera que ponerlo en un cartel en la puerta o en un anuncio de periódico, el texto bien podría ser ‘Oportunidad: edificio muy céntrico, de casi 1.500 metros cuadrados, tres plantas más planta baja y sótano se vende por 1,7 millones de euros para uso turístico obligatorio (al menos los diez primeros años). Razón: Ayuntamiento de Jerez’. Pues sí, 1,7 millones de euros a los que habría que sumar la inversión necesaria para adaptar este edificio a su nuevo uso. Y ahí, digamos, que no ha habido cola en la ventanilla municipal. Se ha oído de alguna cadena que podría estar interesada, pero que probablemente haya decidido esperar a ver si hay un segundo precio.
Pues en esas estamos. El Ayuntamiento contaba con esta iniciativa para fomentar el empleo en un sector estratégico, como es el turístico (y de paso ingresar un dinerillo en sus arcas), y por ahora, pese a toda la gente que se ve entrando y saliendo con sus maletas con ruedas no parecen ser suficiente masa crítica para animar inversiones de gran tamaño.
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