Lo de los cinco aerogeneradores gigantes de El Barroso va a dar mucho que hablar. El Consejo Regulador del Jerez ha decidido poner el tema en manos de la Fiscalía, al entender que el proyecto y su ejecución están plagados de irregularidades.
Desde el principio, la institución ha venido denunciando que este proyecto atenta contra la protección del viñedo del Marco ya que la zona elegida para su ubicación, junto a Macharnudo y Añina, lo convierte forzosamente en un elemento perturbador para dos pagos míticos de la viticultura jerezana… y lo mismo cabe decir de todos los alrededores, ya que estos molinos en concreto alcanzan los 240 metros de altura, que para que la conspicua lectora, el asombrado lector, se hagan una idea, viene a ser una altura similar (tienen entre 235 y 250 metros) a la de los cuatro rascacielos que hace años se construyeron en Chamartín, al norte de Madrid, donde se encontraba la antigua ciudad deportiva del Real Madrid. Por si alguien sigue despistado, el edificio Torre Sevilla solo tiene 180 metros…
Bien… Este artículo va a ser hoy un poco como los antiguos espectáculos de varietés: una vez concluida la parte seria vamos a comenzar propiamente lo que viene siendo un MARCA ACME de manual. Por descontado, el Consejo Regulador (y la Asociación de las Rutas del Vino y el Brandy) también entiende que estos descomunales aerogeneradores mediatizan (negativamente) cualquier proyecto relacionado en la zona con el desarrollo del enoturismo… algo sobre lo que, me van a permitir, muestre mi desacuerdo ya que entiendo que abren inusitadas vías de negocio precisamente en este campo porque, de ahora en adelante, pueden dotar a Jerez de, digamos, una especificidad diferenciadora respecto a otras importantes comarcas vitivinícolas.
Senderismo por el viñedo, rutas a caballo, en bici, en 4x4, haciendo el pino… todo eso, convendrán conmigo, está un poco visto. Lo que hay que hacer es introducir los aerogeneradores en la oferta enológica, llegando a acuerdo puntuales con la promotora de dicho parque. Ahí van varias ideas:
-‘Nuevas Vistas del Coto’. Desde esta zona y a 240 metros de altura se tiene que ver perfectamente Doñana. Ya, ya sé que los 240 metros son en realidad desde el punto máximo que alcanzarán las hélices en su rotación, pero ya saben que aquí se practica viejo periodismo: no voy a permitir que ese pequeño ‘detalle’ me estropee el artículo. ‘Nuevas vistas del Coto’ no sería solo una atracción turística para foráneos, sino que incluso podría interesar a público local, en particular a los rocieros, que podrían obtener nuevas perspectivas de Doñana e incluso programar algún tipo de ‘rengue extremo’ los días que tengan morriña.
Con el tiempo, en función de que se vayan realizando las distintas comprobaciones necesarias para no defraudar a la clientela, ‘Nuevas Vistas del Coto’ podría subdividirse en otras unidades de negocio como ‘Avistamiento de Cetáceos’, ‘Los Secretos de la Pesca del Langostino de Sanlúcar’ o incluso ‘Jerez, City at Night’, en la que se propone tomar algo disfrutando de magníficas e insospechadas vistas nocturnas de la ciudad y de cualquier luciérnaga que pase despistada por ahí abajo, algo así como ir a cenar a ‘Doña Carmen’ pero a 240 metros de altura…
-‘En singular combate’. Con esta idea de negocio se trata, por supuesto, de rememorar la acometida de Don Quijote contra los molinos tras confundirlos con gigantes, pero poniéndolo al día, todo muy siglo XXI… los interesados, ya con la armadura puesta, tomarán un par de copitas de vino de Jerez mientras charlan animadamente con sus amigos y con el notario que pone a su disposición la empresa para que despachen sus últimas voluntades de manera exprés, de tal forma que cuando se sientan preparados –léase ligeramente achispados- se suban a un caballo adiestrado para tal fin y acometan, al trotecillo, una de las hélices especialmente equipadas y, hala, a subir a 240 metros de altura… eso sí, tras dar tres vueltas completas y a falta de diez metros para volver a tierra, un dispositivo hará que caigan en una zona especialmente equipada a tal efecto para no sufrir ningún tipo de quebranto, como le pasó a Don Quijote.
Por supuesto, esta actividad solo podría llevarse a cabo días de poco viento, por lo que habrá que estar muy atentos a lo que diga Windguru. Además, si se ponen lucecitas a las hélices y se equipa con un sistema de bocinas, llegadas las fechas es posible crear una especie de ‘cacharritos alternativos’ durante la Feria del Caballo.
-‘Aerogeneradoring’. Viene a ser como el ‘puenting’ pero con aerogenerador. La mecánica es muy simple: te subes a todo lo alto del aerogenerador, te atas a una buena cuerda y te tiras al vacío. Ya, ya… ¿y las hélices? Claro, aquí entra en juego un equipo multidisciplinar. Además del monitor ‘guais’ que suelen tener este tipo de atracciones, se necesita al menos un matemático que calcule el momento exacto –ni una décima de segundo antes ni otra después- del lanzamiento, a fin de que el interesado no termine empaquetado en la sección de charcutería de cualquier supermercado. La atracción cuenta también con el servicio (opcional) de notario…
-De manera paralela, está prevista la escritura, presentación y gira mundial de la comedia ‘Si es que en la campiña de Jerez no había otro sitio’, en la que se repasan las tribulaciones del día a día de una alcaldesa y su equipo de gobierno, con especial atención a cómo se realiza la concesión de licencias -uno de los momentos auténticamente desternillantes de la obra-, una escena que además cuenta entre su decorado con un mapa gigante de Jerez, a la sazón segundo municipio más grande de Andalucía. También hay que destacar el cameo de Doña Junta, un papel a desempeñar por una actriz de la que ya ha trascendido que se llama Poncia y el Coro de la Oposición, que interpreta el tema ‘¿Que qué? ¡Que es que no me entero!’, realmente delicioso con tanto ‘que’…
A modo de coda: sin más, nos vamos a ir despidiendo. Había algo también de una tirolina que pasaría justo dos metros por encima de las hélices, patrocinada por un refresco que ‘da alas’… pero no, lo dejamos ya. Es suficiente. Ah, sí. Ya saben que este cronista, aunque no es muy futbolero, es seguidor del Atlético de Madrid. Entre que Capital Energy -la promotora del parque de aerogeneradores- será la próxima temporada patrocinador del club; la camiseta, digamos, ‘trambólica’ que nos han impuesto y el posible fichaje de Cristiano, quien esto escribe se encuentra entre los que sopesan una excedencia de un par de años y, llegado el caso, pedir acogida, por amistades, tal vez en el Betis…
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