Argumentos para JB

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Argumentos para JB.
Argumentos para JB.

1.- El escritor y periodista JB puso el agua a hervir para prepararse un té. No era especialmente adicto a las infusiones, pero desde que llevaba unos meses viviendo en C., que junto con O., es la principal ciudad universitaria de UK, pues digamos que se dejaba llevar y no era raro que dos o tres veces al día cumpliera con este ritual tan británico… aunque de lejos prefería lo de bajar al pub a tomar un par de pintas antes de volver a casa para cenar a una hora, digamos, más bien española.

Con su taza humeante de té ya preparada, JB se sentó en la mesa de su despacho –despachito, habría que decir—, abrió el ordenador y comenzó a leer un mail que había entrado hace apenas unos minutos. El mail era del Ayuntamiento de X. (grafía antigua de la J), su ciudad natal, en el que le decían que un acto que inicialmente estaba previsto para el día 9 se había adelantado al día 8. Hacía semanas que a JB le había comunicado el propio Ayuntamiento de X. que le había otorgado el premio ‘Ciudad de X.’ en una de sus modalidades y que la entrega de dicho premio se llevaría a cabo, como es habitual, el día 9, el día del patrón, San D., algo que, por un lado, le alegró, pero por otro, le hizo pensar qué hacer, teniendo en cuenta que hacía meses que residía en UK. Después de darle varias vueltas, decidió que, bueno, que hay cosas que solo pasan una vez en la vida y que hay que hacerlas, aunque te cuesten una pasta, así que compró los billetes de avión para volar a X., siempre teniendo en cuenta que la entrega de los premios era para el día 9. Ahora se enteraba por el mail de que el acto se había adelantado al día 8… JB movió la cabeza mientras blasfemaba, por supuesto en español. “Hay cosas en X. que no van a cambiar nunca”, pensó en alto –o finalmente masculló en bajo…—. JB ya sabía que los actos de San D. eran al comienzo de un puente, de la Hispanidad, del Pilar, según gustos, pero esto… esto era una coña que además le había costado una pasta, vamos, que no iba a estar en la entrega del premio y que además se iba a comer los billetes de avión porque no había forma de cambiarlos, y todo porque –dio por supuesto— estaba claro que alguien había decidido adelantar un día sus vacaciones, que en X. y su costa hace un clima excelente a estas alturas de octubre, como tuvo que explicar, unos días después, desahogándose, a un conocido de C. que no acababa de entender a qué se refería con eso de que en X. hacía calor en octubre mientras los dos se subían hasta arriba la cazadora en plena Trinity Lane, azotada por el viento del norte…

JB es –hay que decirlo ya— un escritor que desde hace años goza de un nombre relativamente importante en el mundo editorial, aunque no se trata exactamente de un superventas. Ya metido, un poco sin darse cuenta, como tantos, en la cincuentena, había obtenido un montón de premios de prestigio: ‘Biblioteca Breve’, ‘Vargas Llosa’, ‘Nacional de Narrativa’… pero de verdad que no le venía nada bien ir a X. a recoger el ‘Ciudad de X.’ y ahora, después de gastarse el dinero, su dinero, se encontraba con esto... “Pues mira, que le den”, se dijo mientras tiraba por el fregadero casi todo el té que acababa de prepararse y miraba de reojo la estantería del salón con una botella de escocés de las Highlands que le habían regalado hace unos días…

2.- Hacía varias semanas que JB había dado por cerrado el asunto del premio ‘Ciudad de X.’ cuando de repente, pocos días antes de la entrega, recibió tres o cuatro mails hablándole otra vez del tema. JB estaba esta vez en el pub viendo desapasionadamente en la tele un partido de rugby que, al parecer, concitaba el máximo interés entre la parroquia local, cuando decidió echar un vistazo al mail a través del móvil al ver que todos los mensajes procedían de amigos y familia radicados (todavía) en X…. Al principio no pudo creer lo que le estaban contando. Al parecer, el Ayuntamiento de X., no contento con fastidiarle varios cientos de pavos en los billetes de avión que se había comido, seguía a los suyo… los amigos le hicieron saber que en una nota de prensa a los medios de comunicación el Ayuntamiento explicaba que JB, al residir fuera, no podía acudir a recibir el premio ‘Ciudad de X.’, pero que en su lugar lo haría su padre. Su padre… joder, su padre. Hacía ya tanto tiempo que había fallecido su padre que ni se enfadó. Veinte años, uno arriba, uno abajo. Qué cosas. Si él ya había dicho que iría a recoger el premio un sobrino, a qué venía ahora lo de su padre, hostias; JB no pudo reprimir mover la cabeza pensando en su pueblo, en X., en qué manera de hacer las cosas, de producir historias, de dar argumentos… cuanto eco literario solo por lo que a él y a su premio se refiere: Juan Rulfo, Franz Kafka, Henry James, Scott Fitzgerald… De repente los alaridos y los brincos de la concurrencia lo sacaron de su ensoñación. Ensayo del equipo local.

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